El agravamiento de la crisis argentina hunde las bolsas de Buenos Aires y de Madrid
La Bolsa de Buenos Aires acumula un retroceso superior al 8% en dos jornadas
La crisis argentina se ha convertido en un huracán. La desconfianza de los inversores en que el país pueda pagar su deuda y el temor a una devaluación sume a la mayoría de sus habitantes, endeudados con créditos en dólares. El nerviosismo se reflejó en la Bolsa de Buenos Aires que llegó a retroceder ayer un 7%, aunque las compras de última hora lograron que cerrara con una caída del 2,23%. No obstante, es un retroceso que se añade al del martes, cuando el mercado bonaerense cayó un 6,13%. Más del 8% en dos días.
Además, la prima de riesgo, que mide la confianza de las instituciones financieras en la solvencia del país y que estaba por debajo de los 1.000 puntos básicos antes de la crisis, llegó a superar los 1.400 puntos, hasta convertirse en el más alto en Suramérica. Los inversores creen que Argentina tiene menos posibilidades que Ecuador de poder hacer frente a sus compromisos externos. El riesgo de que suspenda sus pagos es incluso más alto que el registrado cuando Brasil, su principal socio comercial, devaluó su moneda en enero de 1999.
El pánico se extendió a España, principal inversor en Argentina. El desplome de los valores de las empresas españolas con fuerte presencia en el país suramericano (Telefónica, Repsol YPF, Endesa, BBVA y BSCH) hundieron el parqué de Madrid, que registró un retroceso del índice general del 2,20%, mientras que el Ibex 35, cayó un 2,35%. Marcaron mínimos anuales y ya pierden en el año 8,31% y 9,26%, respectivamente.
Tregua de Brasil
El Gobierno de Brasil, ante la agudización de la crisis argentina, anunció una tregua en la batalla comercial que lo enfrenta al Gobierno bonaerense para no perjudicarlo todavía más. Brasil había amenazado con suspender las importaciones de trigo y petróleo argentinos en respuesta a una resolución de su vecino que eliminaba las ventajas a las importacione de bienes de equipo, informático y de telecomunicaciones brasileñas.
La crisis es una bola de nieve. El lunes 9, el país se desayunó con la noticia de que el Gobierno se proponía recortar el gasto público en al menos 400.000 millones de pesetas para reducir su necesidad de financiación exterior, a través de reducciones en los desembolsos para las provincias y de los presupuestos de la Seguridad Social y los ministerios de Interior y Educación. Ese mismo día, en el que Argentina celebraba su declaración de independencia de España, el presidente Fernando de la Rúa ratificó su decisión. En Buenos Aires y en el exterior, los analistas e inversores aplaudieron el plan, pero quedaron esperando los detalles.
El problema es que la información sobre esos detalles apenas se comenzaron a conocer a última hora de ayer y, en momentos de crisis como éstos, una demora mínima provoca la mayor incertidumbre. El martes por la noche, el presidente y el ministro de Economía, Domingo Cavallo, comparecieron en el acto del 147 aniversario de la Bolsa de Buenos Aires para anunciar, por tercera vez y de forma oficial, que eliminarían de raíz el déficit fiscal pero, otra vez, sin mencionar medidas concretas. Los inversores enviaron entonces su misiva de descontento al Ejecutivo sacando su dinero del mercado.
Ayer, en medio de la sucesión de reuniones de ministros y del presidente con los líderes políticos, los ciudadanos fueron azotados por un vendaval de versiones de todo tipo que se retransmitían por las emisoras de radio mientras la Bolsa sufría lo indecible para aguantar el tipo. Los rumores sobre renuncias en el Gobierno y de devaluación se sucedieron.
Cavallo salió al paso asegurando que tendría los detalles del plan para última hora e insistió en que no habrá una devaluación: "Los ahorros de la gente no corren peligro, la situación monetaria está bajo control y lo que más le conviene a cualquier pequeño ahorrista es tener pesos". La gente no le hizo mucho. Según informaron los grandes bancos, la venta de dólares se incrementó un 30% ayer frente a la jornada anterior.
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