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La inflación subió dos décimas en Alemania en junio y se sitúa en el 3,1%

La inflación alemana, que en mayo se había disparado al 3,5% interanual, cedió en junio cuatro décimas y se situó en el 3,1%, según informó ayer la Oficina Federal de Estadísticas en Wiesbaden. En la comparación mensual, los precios aumentaron un 0,2%. Al igual que el Banco Central Europeo (BCE), muchos analistas sostienen que lo peor ya ha pasado en materia de inflación, tanto en Alemania como en Europa.

La desaceleración de los precios germanos se explica sobre todo por el hecho de que, por fin, los precios de los carburantes han comenzado a ceder, desde un aumento del 15,4% interanual en mayo hasta un 3,5% en junio. Aunque en menor grado, también los combustibles para la calefacción y el gas dejaron de encarecerse.

Sin estos componentes energéticos, la inflación se hubiese situado en el 2,9% en junio. El hecho de que esta tasa siga siendo alta para Alemania tiene mucho que ver con la continuada escalada de los precios de los alimentos (6,9% en junio frente a 6,7% en mayo), en especial, de las carnes y verduras.

Una rápida moderación de los precios es importante para Alemania, ya que la inflación ha anulado los estímulos al consumo previstos en la reforma fiscal. Ayer se conoció también que las ventas minoristas cayeron un 2,3% en mayo.

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