Los de Guardiola con más genio que casta
Cuando se habla de los toros de Guardiola llegan al oído resonancias de casta y de bravura.Es un nombre que sugiere una larga historia de toros legendarios por su buen juego. Lamentablemente, los toros de esta corrida han tirado por el fango ese prestigio. Toros descastados, con fea pelea en los caballos y mal estilo y genio en la muleta o, como en el caso de los tres últimos, convertidos en estatua.
Frente a semejante género, tres toreros que apenas se visten de luces y que bastante hicieron con despachar dignamente aquella birria de ganado.
Confirmó la alternativa Diego Urdiales, que se mostró hecho un jabato. El toro de la ceremonia se quedó sin picar y llegó al trance final acostándose por el pitón izquierdo y cabeceando sin tregua. Urdiales se empeñó en hacerle pasar por ese pitón peligroso y a veces lo consiguió. Sorteó los gañafones con valor y habilidad hasta resultar cogido, con el resultado de la taleguilla rasgada. Con el sexto, un peligroso marmolillo, equivocó la faena. No se puede andar con la muleta retrasada frente a un toro que no va. El revalidado doctor se fue dejando su sello de diestro valeroso y corajudo.
Guadiola / Frascuelo, Madrileño, Urdiales
Toros de Javier Guardiola, de excelente trapío, descastados y con problemas. Frascuelo: media tendida (silencio); cinco pinchazos, descabello -aviso- y descabello (silencio). El Madrileño: aviso antes de matar y bajonazo escandaloso (silencio); tres pinchazos y descabello (silencio). Diego Urdiales, que confirmó la alternativa: media y descabello (aplausos y salida al tercio); dos pinchazos y descabello (silencio). Plaza de las Ventas, 8 de julio. Media entrada.
Frascuelo tuvo un toro con guasa y resabios y otro absolutamente parado. Al de la chufla lo pasó con la mano derecha con soltura. Iba el morlaco topando más que embistiendo, con la cara alta y ciñéndose. Por el pitón izquierdo se frenó y se puso a la defensiva.De repente, el torero resbaló ante la cara de la res y tuvo la suerte de que la falta de casta del toro le hiciera desistir de llevárselo por delante.Esa suerte que se desean los toreros antes del paseíllo le tocó esta vez a él.
El cuarto le esperaba y no tomaba la muleta. Frascuelollegó hasta él con pocos ánimos, seguramente afectado por el susto anterior. Tras buscarle las vueltas en distintos terrenos desistió del asunto.
La calidad la puso El Madrileño. Una verónica y un pase en redondo con la derecha fueron lo mejor de la tarde. Construyó una faena con pausas, dudas y errores a su primer antagonista. No consiguió aprovechar las primeras embestidas del astado, que tenían un punto de nobleza y luego llegaron los problemas. Por no dejar la muleta puesta después de cada pase, se le escapó la posibilidad de haber ligado un trasteo lucido.
Luego le llegó un bicho que estaba a la espera, miraba y probaba la embestida. Quiso componer la figura y dibujar el muletazo pero tanta belleza era imposible.
Babelia
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