Villalobos se lava las manos de las pérdidas que sufra el sector aceitero

La ministra de Sanidad, Celia Villalobos, arrojó la noche del miércoles un jarro de agua fría a los empresarios aceiteros al hacerles saber, en una reunión celebrada en plena crisis por la inmovilización del aceite de orujo de oliva, que no le importaban los perjuicios económicos que sufra el sector por sus decisiones, ya que su prioridad es garantizar la salud pública. Los presidentes de Cataluña, Andalucía y Extremadura calificaron de 'alarmista' la actuación de Villalobos.

El sector aceitero, representado por exportadores, refinadores y extractores, pretendía en su encuentro con la ministra cerrar un calendario de inmovilización del aceite de orujo de oliva y fijar un nivel máximo de benzopireno, la sustancia cancerígena detectada por Sanidad en dicho aceite. La reunión mantuvo un tono muy tenso, que impidió alcanzar cualquier compromiso.

Tras el encuentro, Villalobos mantuvo el silencio y fue el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, quien defendió la postura de Sanidad, pero con matices: 'La decisión de Sanidad de retirar del mercado este aceite es, como todas las decisiones, algo opinable, como demuestra el hecho de que los consumidores están a favor, y los productores, en contra. Pero si hay un producto con sustancias cancerígenas, hay que tomar medidas'.

Uno de los aspectos de la crisis que más han irritado a los aceiteros ha sido que la inmovilización del aceite se ha adoptado sin que exista ninguna norma legal que limite el benzopireno. La decisión se produjo, además, cuando el sector estaba en un proceso de reconversión auspiciado por Agricultura para reducir los benzopirenos generados durante la producción del aceite de orujo. Esta técnica se generalizó en España en 1997 con subvenciones oficiales. Ese mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó que se evitase al máximo el contacto con el benzopireno.