Los gallicos de oro de Napardi
El 1906, el Ayuntamiento de Pamplona decidió cambiar el nombre de la calle Pellejería -denominación que los vecinos deseaban retirar 'por las bromas que provocaba'- por el nuevo de Jarauta, en memoria de don Joaquín Jarauta Arizaleta, abogado, magistrado y alcalde, que al morir sin hijos legó su fortuna a la Casa de Misericordia. Pues bien, en los números 2 y 4 de esta rúa, y haciendo esquina con la calle Mayor, donde anteriormente se ubicaba, están los nuevos y flamantes locales de la sociedad gastronómica y recreativa Napardi, fundada en 1953.
En 1986, esta entidad instituyó el premio Gallico de Oro de San Fermín para galardonar a personas nacidas en Pamplona o vinculadas a ella que hubieran destacado en el cultivo de las artes, las ciencias, las humanidades, los deportes o la empresa. Recibir el Gallico es para un pamplonés algo parecido a merecer el Premio Nobel foral. No hay condecoración, recompensa, merced, lauro, medalla o prebenda que pueda ser comparable. Ya lo expresó con certera y breve frase el gallico del año pasado, Miguel Ángel Argal: 'Un premio como éste, para un pamplonica es como tocarle el corazón'.
Esta vez, el homenajeado es Antonio Ruiz, personaje enamorado de las tradiciones locales. Antonio ha recuperado y recopilado imágenes del Pamplona que se fue y las ha hecho revivir en el nuevo tapiz de sus películas costumbristas.
Los gallicos anteriores fueron Alfredo Landa (actor), José Joaquín Arazuri (historiador), Miguel de la Quadra Salcedo (periodista y aventurero), Francis Bartolozzi (pintora), Julián Retegui (pelotari), José María Pérez Salazar (periodista), Mariano Carlón (médico), Manuel Turrillas, Los Iruñako (músicos), Don Goyo (locutor radiofónico), Miguel Canalejo (empresario), Moncho Armendáriz (director de cine), Miguel Induráin (ciclista), Ricardo García Cerdá (músico) y el sacerdote Miguel Ángel Argal, presidente de Médicus Mundi Internacional.
El trofeo es una reproducción de una veleta, con la efigie de un gallo, que corona la iglesia de San Cernín. Impulsor de esta idea, de otras aventuras castizas, es el presidente de Napardi, Jesús María Astráin, persona cordial y animosa, además de navarro de pura cepa.
Las sociedades gastronómicas tienen gran tradición en esta tierra y forman un nutrido y apetitoso regimiento. Napardi luce como escudo un plato con un tenedor y una cuchara cruzados en aspa y así figura también en las blancas mandarras que llevan sus socios y homenajeados. La nueva sede tiene señoriales muros de piedra, madera de roble baztanés, vidrieras multicolores, una singular y bien provista bodega, cocinas de varios fuegos y un amplio comedor con imponentes arcos ojivales.
Conocer ésta u otras sociedades gastronómicas y compartir la grata hospitalidad de sus gentes es vivir uno de esos momenticos inolvidables de las gloriosas fiestas de San Fermín.
Pedro Lozano Bartolozzi es catedrático de la Universidad de Navarra y escritor.
Babelia
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