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Tribuna:LA LUCHA ANTITERRORISTA
Tribuna
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Europa responde

La autora opina que la orden de busca y captura europea responde a una demanda de solidaridad activa en la lucha contra ETA

Decía Felipe González en un artículo publicado en este mismo medio en mayo de 1998 que la estrategia de los terroristas nunca ha sido conseguir una mayoría de voluntades, sino aterrorizar a la mayoría para someterla. Decía también que el verdadero principio del fin de la violencia de ETA llegará cuando los demócratas marquemos una línea clara que les conduzca -a ellos y a quienes los utilizan o se apro-vechan- a perder la esperanza de obtener ventaja alguna, ni personal ni política, con lo que hacen.

En ese camino, el de que los terroristas pierden la esperanza de someter a la mayoría a fuerza de terror y totalitarismo, es en el que debe de insertarse la iniciativa del Parlamento Europeo puesta en marcha tras la Declaración sobre Terrorismo en España, que fue sancionada en octubre de 2000 por más de cuatrocientos europarlamentarios de toda condición ideológica y procedencia territorial.

El Parlamento Europeo, a través de la Comisión de Libertades, Derechos de los Ciudadanos, Justicia e Interior, ha iniciado ya el debate del informe, que será aprobado en el primer pleno de septiembre. Los europeos responden así a una demanda de solidaridad activa en la lucha contra el terrorismo de ETA, que lleva más de veinte años asesinando contra la democracia, a la vez que por primera vez en la historia de las instituciones europeas deciden mandatar desde el PE al Consejo para que ponga en marcha un instrumento que permita perseguir con eficacia a los terroristas en cualquier lugar de Europa: la orden de busca y captura.

Ésta es una iniciativa que tiene una gran importancia y marca, además, un antes y un después en la actitud de Europa respecto del terrorismo en el territorio de la Unión. Es verdad que el PE ha hecho pronunciamientos varios contra la actividad terrorista, pero nunca ha tenido una posición tan activa para combatirlo. El gran cambio que se ha producido es la suma, sin duda, de muchos esfuerzos, de mucha pedagogía; pero es también la consecuencia de una dramática situación de ataque a las libertades que se produce en una parte de Europa y ante la que el conjunto no ha podido ni ha querido mantenerse por más tiempo al margen.

Por eso, el PE lleva algún tiempo respondiendo al terrorismo etarra como lo que es: un problema europeo que requiere una respuesta europea. No es un problema de los españoles, o de los vascos, porque cuando una parte de la ciudadanía europea ve amenazada su libertad, la libertad de todos los europeos está amenazada. Por eso se responde desde las instancias europeas con algo más que palabras solidarias. Por eso esta iniciativa persigue la puesta en marcha de un instrumento que nos ayude a todos a lograr un mayor grado de seguridad y libertad y que les haga llegar a los terroristas el mensaje de que no habrá un lugar de Europa, por muy lejano que esté, en el que puedan vivir con impunidad. ¿Qué mejor receta para que pierdan la esperanza?

En este informe, que estamos ya debatiendo, se establecen con claridad algunos principios, que no por obvios carecen de interés. Algo tan sencillo como que el diálogo debe de ser democrático, o sea, entre demócratas, o que la lucha contra el terrorismo y los acuerdos entre partidos tiene como objeto defender la democracia. Pero lo más importante son sus tres recomendaciones al Consejo: 1. Que adopte disposiciones legales a escala europea respecto de los elementos constitutivos de infracción y las sanciones aplicables. Es decir, que definamos el delito de terrorismo y su sanción. 2. Que adopte una decisión marco con vistas a la armonización legislativa y a la creación de un espacio común de libertad, seguridad y justicia europeo, que permita suprimir los procedimientos formales de extradición y se adopte el principio de reconocimiento mutuo de las resoluciones judiciales. 3. Que adopte una decisión marco por la que se establezcan medidas que regulen y garanticen la ejecución de una orden de busca y captura por delitos de terrorismo.

Qué duda cabe que estamos ante recomendaciones complejas desde el punto de vista jurídico; pero no es menos cierto que frente a esa complejidad, la voluntad política en la que se sustentan estas recomendaciones goza de un amplísimo consenso, que habrá de garantizar la superación de todas las trabas.

Me atrevo, pues, a decir que cuando, en el primer pleno de septiembre, el Parlamento Europeo apruebe este informe, la Unión habrá dado la mejor respuesta que nunca dio a los terroristas: se acabó el cobijo, se acabaron las normas coladero, se acabaron los silencios y la impunidad. ETA dijo siempre que quería internacionalizar el conflicto. Europa le responde europeizando la estrategia: todos juntos para defender la democracia.Decía Felipe González en un artículo publicado en este mismo medio en mayo de 1998 que la estrategia de los terroristas nunca ha sido conseguir una mayoría de voluntades, sino aterrorizar a la mayoría para someterla. Decía también que el verdadero principio del fin de la violencia de ETA llegará cuando los demócratas marquemos una línea clara que les conduzca -a ellos y a quienes los utilizan o se apro-vechan- a perder la esperanza de obtener ventaja alguna, ni personal ni política, con lo que hacen.

En ese camino, el de que los terroristas pierden la esperanza de someter a la mayoría a fuerza de terror y totalitarismo, es en el que debe de insertarse la iniciativa del Parlamento Europeo puesta en marcha tras la Declaración sobre Terrorismo en España, que fue sancionada en octubre de 2000 por más de cuatrocientos europarlamentarios de toda condición ideológica y procedencia territorial.

El Parlamento Europeo, a través de la Comisión de Libertades, Derechos de los Ciudadanos, Justicia e Interior, ha iniciado ya el debate del informe, que será aprobado en el primer pleno de septiembre. Los europeos responden así a una demanda de solidaridad activa en la lucha contra el terrorismo de ETA, que lleva más de veinte años asesinando contra la democracia, a la vez que por primera vez en la historia de las instituciones europeas deciden mandatar desde el PE al Consejo para que ponga en marcha un instrumento que permita perseguir con eficacia a los terroristas en cualquier lugar de Europa: la orden de busca y captura.

Ésta es una iniciativa que tiene una gran importancia y marca, además, un antes y un después en la actitud de Europa respecto del terrorismo en el territorio de la Unión. Es verdad que el PE ha hecho pronunciamientos varios contra la actividad terrorista, pero nunca ha tenido una posición tan activa para combatirlo. El gran cambio que se ha producido es la suma, sin duda, de muchos esfuerzos, de mucha pedagogía; pero es también la consecuencia de una dramática situación de ataque a las libertades que se produce en una parte de Europa y ante la que el conjunto no ha podido ni ha querido mantenerse por más tiempo al margen.

Por eso, el PE lleva algún tiempo respondiendo al terrorismo etarra como lo que es: un problema europeo que requiere una respuesta europea. No es un problema de los españoles, o de los vascos, porque cuando una parte de la ciudadanía europea ve amenazada su libertad, la libertad de todos los europeos está amenazada. Por eso se responde desde las instancias europeas con algo más que palabras solidarias. Por eso esta iniciativa persigue la puesta en marcha de un instrumento que nos ayude a todos a lograr un mayor grado de seguridad y libertad y que les haga llegar a los terroristas el mensaje de que no habrá un lugar de Europa, por muy lejano que esté, en el que puedan vivir con impunidad. ¿Qué mejor receta para que pierdan la esperanza?

En este informe, que estamos ya debatiendo, se establecen con claridad algunos principios, que no por obvios carecen de interés. Algo tan sencillo como que el diálogo debe de ser democrático, o sea, entre demócratas, o que la lucha contra el terrorismo y los acuerdos entre partidos tiene como objeto defender la democracia. Pero lo más importante son sus tres recomendaciones al Consejo: 1. Que adopte disposiciones legales a escala europea respecto de los elementos constitutivos de infracción y las sanciones aplicables. Es decir, que definamos el delito de terrorismo y su sanción. 2. Que adopte una decisión marco con vistas a la armonización legislativa y a la creación de un espacio común de libertad, seguridad y justicia europeo, que permita suprimir los procedimientos formales de extradición y se adopte el principio de reconocimiento mutuo de las resoluciones judiciales. 3. Que adopte una decisión marco por la que se establezcan medidas que regulen y garanticen la ejecución de una orden de busca y captura por delitos de terrorismo.

Qué duda cabe que estamos ante recomendaciones complejas desde el punto de vista jurídico; pero no es menos cierto que frente a esa complejidad, la voluntad política en la que se sustentan estas recomendaciones goza de un amplísimo consenso, que habrá de garantizar la superación de todas las trabas.

Me atrevo, pues, a decir que cuando, en el primer pleno de septiembre, el Parlamento Europeo apruebe este informe, la Unión habrá dado la mejor respuesta que nunca dio a los terroristas: se acabó el cobijo, se acabaron las normas coladero, se acabaron los silencios y la impunidad. ETA dijo siempre que quería internacionalizar el conflicto. Europa le responde europeizando la estrategia: todos juntos para defender la democracia.

Rosa Díez González es presidenta de la Delegación Socialista Española en el Parlamento Europeo. Rdiez@europarl.eu.intRosa Díez González es presidenta de la Delegación Socialista Española en el Parlamento Europeo. Rdiez@europarl.eu.int

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