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Reportaje:FÚTBOL | El 'caso Geovanni'

¿Pero qué pasa en el Barça?

Ramon Besa

Desde hace un tiempo, en los corrillos del fútbol, la gente viene preguntándose: ¿pero qué pasa en el Barça?, señal de que algo malo le ocurre a un club que en la derrota siempre tuvo si no justificación sí al menos explicación y una cierta comprensión social. El aficionado se va apartando de la institución, como si temiera algo, tal que no quisiera saber nada, incapaz de reconocerse en la entidad de su vida, donde el perder se aceptaba por una cuestión de fatalidad; victimismo, como le llamaban los rivales; o propia negligencia, aunque respetando siempre las leyes del juego. Acostumbrado a mirar hacia afuera, el hincha no quiere volver ahora los ojos hacia adentro, porque le da muy mala espina, cosa insospechable cuando los directivos tenían el sentido de la representatividad que demandaba un club que ya ha celebrado el centenario.

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Es muy cierto que en una época reciente ya venían sucediendo cosas extrañas. Ocurrió cuando las cuentas de la Real y el Barça nada tenían que ver a la hora de contabilizar el pase de Kodro al Camp Nou. Igualmente se creó un gran controversia por el fichaje de Sony Anderson porque el precio final descubierto no fue el que se dio al principio oficialmente. Y hasta hubo un día en que Núñez dijo que no contaría lo que costaba Bogarde porque los periodistas no lo entenderían. Núñez, al final, fue tan contestado que acabó por irse un día que no venía a cuento, pero no se puso en duda su honestidad o, cuando menos, hizo creer que si alguna vez había hecho alguna pirula fue por el bien del club y no en beneficio propio. Núñez siempre tuvo la llave de la caja a buen recaudo y así se lo recordó a cuantos se lo discutieron en su momento, desde Cruyff, al que se la negó por entender que despilfarraba el dinero, hasta Gaspart, al que apartó de las negociaciones de los últimos fichajes de su mandato, pasando por Parera y Minguella.

Elegido presidente, Gaspart se ha reunido de nuevo con Parera y Minguella, una asociación que ha levantado sospechas precisamente por el proceder que Núñez tuvo con ellos cuando estaban en el club. Puede que las dudas sean injustificadas y hasta puedan resultarles injuriosas, pues nadie ha podido probar que mercadeen con jugadores. A la denuncia de Pereda le faltan los papeles para que tenga consecuencias, pero el aficionado se ha hecho una idea muy clara de cómo funciona el negocio del fútbol y el tufillo es disuasorio.

La reacción de la directiva ha sido igualmente indocumentada, tibia, forzada y poco reparadora para el club, que se ha debilitado más que el equipo. Quizá porque ha hecho poca cosa en su año de mandato, la junta no ha dado explicaciones de nada, salvo de lo accesorio. Por el camino quedan asuntos que huelen tan mal como el de Geovanni. El fichaje frustrado de Toldo, por ejemplo, o el de Riquelme o Saviola. Operaciones, la mayoría, que se negocian en países de un peculiar entorno fiscal y con la participación de intermediarios de todos los pelajes que se discuten tal que jugaran una timba.

Han estado de pega los que mandan en el Barça en cuantos temas ha tocado y ahora pretenden que no se cuestione su honaribilidad porque su palabra va a misa, sorprendente conclusión si se atiende a que este año en la directiva aprobaron un código ético, como si necesitaran poner por escrito hasta dónde llega la legalidad, una triste forma de guardar las apariencias en un club en el que lo intangible siempre es cuestión de vida. Más que en decir la verdad, los rectores del Barça parecen preocupados en que no les cojan en que mienten. Para lo que pasa en el club tampoco tienen respuesta.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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