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Reportaje:BALONMANO | El brazo sorpresa de la Liga Asobal

El látigo de hierro

Iker Romero, un lateral de 20 años, ha sido la estrella del Ademar León, el nuevo campeón español

Iker Romero tiene 20 años, un pequeño balón travieso en la diestra, una sonrisa ancha y 198 centímetros de longitud y de talento. También tiene una rodilla rebelde que mantiene una dura convivencia con sus cien kilos de peso, un entrenador comprensivo y un futuro sin límites. Por el momento, Romero ha administrado estos bienes con fortuna y ya es campeón de la Liga de balonmano con su equipo, el Ademar León, al que dirige con mano sabia Manolo Cadenas. Un éxito extraordinario considerando que el Barcelona de Valero Ribera compite en el mismo torneo que los leoneses y el Barcelona de Valero Ribera acostumbra a ganar siempre y a ganar todo.

Romero es un lateral izquierdo de vocación temprana. Ya en su colegio, los corazonistas de Vitoria, prefirió el balón de inferior diámetro y las manos como instrumento. 'Tenía muy mala coordinación y al fútbol era un desastre, así que siempre me ponían de portero, y eso, además, porque estaba enchufado y mi padre era el entrenador del equipo que si no...', dice un bienhumorado Iker Romero. 'Además es que mi hermano jugaba en los juveniles de balonmamo del cole y yo quería ser como él'.

Se le fue la mano. Internacional en todas las categorías, con premios especiales con dotación económica incluidos, fichó el año pasado por el Valladolid. 'Me pareció una buena oportunidad para ir forjándome'

Un excelente trampolín para que Cadenas, el técnico del León, se fijase en las enormes posibilidades de Romero. 'Lo único malo que tiene este chico es que se lo llevará algún equipo más grande porque la verdad es que es buenísmo'. Aunque con paternal y cariñoso reproche recuerda que cuando el chaval llegó al Ademar 'levantaba menos peso que Juanín'. Juanín debe su apodo a ser uno de los jugadores más bajitos y livianos de la categoría (1,76 de altura y 75 kilos de peso). Las cosas han cambiado y la estrella de Romero le ha dictado que además de mostrar en la cancha su talento natural, tiene que trabajar en el gimnasio, sobre todo para fortalecer la articulación de su maltrecha rodilla. 'Ahora, poco a poco, se va convenciendo de que hay que ponerle voluntad al balonmano', dice Cadenas con un punto de reprobación.

El punto fuerte de Romero es el lanzamiento con los pies posados en el parqué. Las potentes piernas fijas en la madera, el látigo de un brazo de hierro que se eleva sobre la altura de los defensores. La técnica. El gol. Hasta 115 veces ha repetido la liturgia del encuentro del balón con la red a lo largo de la temporada. Eso, el gol, y la ambición propia del competidor nato; del deportista de élite; del superdotado. Un superdotado que ha contribuido a que su equipo haya roto el monopolio de triunfos del Barcelona. 'Llevamos toda la semana celebrándolo. Además en León ahora son las fiestas y hasta hemos ido a los toros, y encima tenemos un mes de vacaciones, que ese también es un premio' confiesa Romero entre risas.

Romero es un superdotado que quizá contribuya el año próximo a que el Barcelona, precisamente el equipo ante el que cerró el sabado su brillante ejercicio anotando tres tantos el sábado pasado, recupere su monopolio de triunfos...Aunque Iker Romero sostenga: 'Yo estoy muy bien en León y Manolo Cadenas me enseña muchísimo y aquí estoy muy a gusto'. Puede ser, pero la enorme sombra de Iker Romero empieza a dibujarse con insistencia en los informes de los ojeadores de los mejores equipos. Y Romero reconoce, cambiando la despreocupada voz de chaval por la de deportista en conferencia de prensa, ese tópico tan manido de: 'La vida del deportista da muchas vueltas, nunca se puede decir donde vas a jugar la próxima temporada...'.

Iker Romero salta sobre sus compañeros tras la consecución del título.
Iker Romero salta sobre sus compañeros tras la consecución del título.EFE

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