El largo adiós a un jugador de club por excelencia
Pep Guardiola disputó ayer su último partido en el Camp Nou como jugador del Barcelona después de más de una década de éxitos
Pep Guardiola (Santpedor 1971) quiso despedirse anoche del Camp Nou con la misma discreción con la que se presentó el 16 de diciembre de 1990, pero no lo consiguió en ninguno de los dos casos. Desde siempre, el capitán del Barcelona ha dado mucho que hablar. Justamente cuando debutó, la directiva de entonces temía que Johan Cruyff cometiera 'un infanticidio', alineando al medio centro, después de que le negara el fichaje de Jan Molby. Ayer la junta quería decirle adiós con un acto emotivo que el jugador rechazó ante la trascendencia del partido. Guardiola siempre se anticipó a la jugada, de ahí su mérito como futbolista y barcelonista, condición reflejada en su etapa de recogepelotas, inmortalizada el día en que el Barça alcanzó la final de la Copa de Europa de 1986 al eliminar al Goteborg (Suecia).
Futbolista de equipo y de club por excelencia, Guardiola ha provocado serias controversias cuando se le ha juzgado como jugador único, signo de su grandeza, equiparable a la de instituciones como Charly Rexach, Juanito Segarra o Pepe Samitier. Nadie representó mejor una época y una manera de entender el fútbol que Guardiola respecto al Dream Team, de ahí que, más que sus actuaciones, en cualquier inventario recuerde las del equipo.
- El debú. 16.12.1990: Barcelona, 2; Cádiz, 0. Cruyff le insinúa durante la semana que va a jugar de titular, circunstancia que causa un constante sudor en sus manos, signo inequívoco de nerviosismo. Le dieron la zamarra con el 10, el número mítico del fútbol, y le sacaron una tarjeta amarilla por su empeño en su marca a Indio Vázquez. Del partido recuerda, sobre todo, una frase de Jose Mari Bakero en el calentamiento: 'Afloja o a los cinco minutos estarás muerto'.
- La primera Liga. 7.6.1992. Barcelona, 2; Athletic, 0. Fue la primera de las dos Ligas ganadas por el Barcelona después de que el Real Madrid perdiera en Tenerife. Para la memoria futbolística queda la frase que Guardiola le dijo a Garitano cuando el Madrid iba ganando por 0-2: 'El pescado ya está vendido', un acto de rendición antes de tiempo. Fue una temporada memorable, coronada con la Copa de Europa en Wembley.
- Una derrota. 3.11.1992. Barcelona, 2; CSKA Moscú, 3. Un partido al que acostumbra a recurrir cuando se le pregunta por la complejidad de los equipos rusos y por lo inexplicable que resulta a veces el fútbol. 'Jugamos un gran primer tiempo, uno de los mejores, pero nos marcaron un gol antes del descanso y salimos al campo acomplejados. Nos metieron otros dos y nunca reencontramos nuestro sitio. Fue una de las noches más amargas e impotentes en el estadio'.
- Romario, a escena. 5.9.1993. Barcelona, 3; Real Sociedad, 0. La llegada de Romario causó un gran revuelo del que los jugadores no quedaron exentos. Su magia era tan especial que sus compañeros sabían de su concentración según el color de su cara: a más negro, más motivado. En su estreno liguero le marcó tres goles a Alberto, portero de la Real Sociedad. 'En un partido de pretemporada, lloviendo, con el campo embarrado, Romario metió seis goles', recuerda Guardiola. 'Zubizarreta, que siempre tenía la frase justa para cada momento, opinó entonces: 'Si éste tio siempre es así, la que nos espera durante el año': 30 goles.
- El partido. 29.9.1993. Barcelona, 4; Dinamo de Kiev, 1. Para Guardiola no hay partido mejor jugado que el que le ganaron al Dinamo de Kiev en la Copa de Europa. 'Es la máxima expresión de una manera de jugar al fútbol. Actuamos con velocidad, técnica, belleza, determinación y participación de todos los jugadores'. El caudal ofensivo azulgrana resultó incontenible: un remate cada tres minutos presidido por cuatro goles y cuatro disparos a los postes. Romario, aturdido pese a no marcar, dijo: 'En mi vida había visto un partido así. Guárdenlo en vídeo aquéllos que no tengan memoria o sean víctimas de la nostalgia'. Jugaron Zubizarreta; Ferrer, Koeman, Goikoetxea; Guardiola; Nadal, Bakero, Begiristain; Quique Estebaranz, Romario y Laudrup.
- La manita. 8.1.1994. Barcelona, 5; Real Madrid, 0. El cinco fue siempre un número mágico en el Barça. 'Fue un partido en el que hubo una magia especial desde que vimos el mosaico en el Camp Nou. Había una electricidad que nos contagió a todos y que soltamos con Romario a la cabeza. El negro estuvo genial'.
- El penalti de Djukic. 14.5.1994. Barcelona, 5; Sevilla, 2. 'Hubo un gran follón. El murmullo llegó a ser tal que no sabíamos que ocurría en Riazor. Luego, cada uno contó a su manera cómo vivió el penalti fallado por Djukic, un relato que se presta a mezclar la realidad con la ficción'.
- Ronaldo. 12.3.1997. Barcelona, 5; Atlético, 4. Fue un año en que el equipo creció a base de endurecerse y con Ronaldo como abanderado. La fortaleza del grupo quedó plasmada en varios partidos, en especial el de Copa frente al Atlético tras remontar tres goles de Pantic. Guardiola quedó prendado por Ronaldo y su capacidad para ser origen y final del gol.
Una grave lesión condicionó su actividad en la temporada 1997-1998 y a la siguiente se sintió nuevamente protagonista en un equipo que ganó la Liga en un año muy conflictivo pese a la gran capacidad de recaudación de puntos. Guardiola, en cualquier caso, no ha sido muy locuaz hasta la fecha sobre su experiencia con Louis van Gaal, aunque ha recordado partidos como la remontada ante el Chelsea en la Liga de Campeones, y menos con Llorenç Serra Ferrer y Carles Rexach.
Para el inventario de los partidos en el Camp Nou quedan igualmente actuaciones como la de la final olímpica de Barcelona 92, pero de Guardiola quedará sobre todo su legado, representado en un brazalete de capitán que pesa más que cualquier actuación personal. Si Figo se pasó al enemigo, Guardiola ha dimitido. A partir de hoy comienza un nuevo equipo.
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