Fernando Torres y Toni se rompen y a Fagiani le despiden

Fernando Torres sólo aguantó cuatro minutos en el campo. Sólo sobrevivió a una jugada. Trazó un desmarque letal, pero no resistió el encontronazo con Paco, del que salió directo al hospital con la clavícula derecha rota. Una lesión que no logra perder de vista, que ya sufrió hace dos años cuando jugaba en el cadete. La broma le deja sin verano: los médicos le diagnosticaron mes y medio de baja. "Ha sido un día malísimo. Mi lesión, la de Toni, la decepción de la eliminación...".

Torres, al menos, tiene toda la vida futbolística por delante. Más triste fue el percance de Toni. No por el incidente en sí, una entrada de Cuartero que le provocó un esguince de tobillo, grado dos, que le tendrá cuatro semanas en el dique seco. Sino por la fecha en la que se produjo, justo el día en el que se despedía del equipo que ha defendido durante los últimos 12 años. El jugador, visiblemente emocionado, no quiso hablar de la canallada del destino.

También era el último día en el Atlético de otros muchos futbolistas. Por ejemplo, Fagiani, al que Paulo Futre le comunicó en la camilla de masaje, minutos antes del partido, que no iba a continuar en el equipo. Y de otros muchos aún sin determinar -la revolución de la plantilla va a ser amplia-. Y del entrenador, Carlos Cantarero, que abandonó Zaragoza con un enfado de mil demonios. El técnico orientó su enojo hacia el árbitro, Losantos: "Hemos merecido pasar. Sé que me interesa callar, pero estoy lo suficientemente indignado como para no contar hasta diez. El arbitraje nos ha perjudicado mucho. Hubo una jugada, que además supuso la lesión de un hombre importante como Fernando Torres, que era penalti. Otra, la lesión de Toni, que no mereció ni la amarilla. Y luego, ha pitado siempre a favor de corriente". Se le preguntó entonces por la ida, por si se había perdido la eliminatoria en el Calderón. Y dijo que no, como si ya hubiese que dar por olvidada la intervención del Frente que sepultó al Atlético.