_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El 'sursuncorda'

Hace más de un año que el consejero de Gobernación, Alfonso Perales, no nos informa sobre los progresos deportivos de Manuel Chaves. Pero no cabe duda de que el presidente está en buena forma y lleno de moral. Hasta el punto de que piensa volver a presentarse a las elecciones autonómicas por quinta vez y tiene claro que va a ganar incluso si se presenta el mismísimo sursuncorda, latinajo desprendido de la vieja misa preconciliar que significa 'arriba los corazones' y que, según coinciden todos los diccionarios que he consultado, define a un 'supuesto personaje anónimo de mucha importancia'.

Es curioso cómo el espíritu deportivo se ha terminado adueñando de la política. Cuando hablo de espíritu deportivo no me refiero al juego limpio ni al amortizadísimo lema del barón de Coubertin, sino al espíritu de hinchada. La política se convierte en mera competición. Dentro del PSOE esta idea está bastante arraigada entre los tres barones -Chaves, Ibarra y Bono-, que convierten su historial de victorias electorales en principal patrimonio y relevante virtud. Lo importante es ganar y ganar muchas veces, aunque se haya olvidado para qué se quería ganar y al final la política se reduzca a ocupar los espacios que median entre elección y elección con operaciones de imagen. Para eso, tanto da plantear la resurrección de la pena de escarnio publicando listas de maltratadores, proponer impuestos especiales para los bancos, querellarse contra las tabaqueras o pedir la intervención del Ejército en la acogida de los inmigrantes ilegales.

No es probable que buena parte de la militancia socialista comparta este criterio: al menos los delegados del último congreso del PSOE no parecieron muy impresionados por la innegable capacidad de cosechar votos en Castilla-La Mancha que José Bono ha demostrado hasta el momento. En cualquier caso, hay que pensar que -como dicen los folletos de los fondos de inversión- los resultados históricos no garantizan resultados futuros. Quizá de ahí venga el escepticismo de la militancia.

Pero el escepticismo también puede ser producto de la memoria. Al fin y al cabo, los tres barones llegaron a sus cargos en un momento en que funcionaba tan bien la marca PSOE que, como solía decir Alfonso Guerra, 'si presentamos a una cabra, gana'. Luego, ya en el poder -y esto vale también para el poder económico-, hacerse un líder no debe de ser tan difícil, a la vista de los resultados. ¿Serían en este momento Beneroso & Benjumea dos aclamados financieros si no llegan a la presidencia de sus cajas con la cuota de la cabra? ¿Si Chaves se presentara ahora por vez primera a las elecciones autonómicas, tendría posibilidades de ganar? ¿Sería incluso considerado seriamente como candidato?

Conviene hacerse preguntas como éstas antes de rechazar iniciativas como la limitación de mandatos en los cargos políticos. Pensar que lo existente sólo puede ser sustituido por el vacío, por el caos o por un fracaso es un error. Con frecuencia, a la historia le gusta dar sorpresas agradables. Tras un aparentemente indispensable Mitterrand, llegó Jospin y los franceses ganaron con el cambio.

¿Es que estas cosas no pueden ocurrir por aquí cerca?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_