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Los Mossos investigan si tres granjas de Lleida importaron cerdos de forma ilegal

En Cataluña se han sacrificado 18.000 animales por el nuevo brote de peste porcina

Las primeras investigaciones han revelado que todos los cerdos que han contraído la enfermedad tienen la misma edad e idéntico peso. Fuentes de los Mossos d'Esquadra afirman que en algunos centros se ha observado que habían criado muchos más cerdos de los que podían por la capacidad de las instalaciones. De momento, hay cuatro focos de peste reconocidos, tres en Lleida -en Soses (Segrià), Golmés (Pla d'Urgell) y Vilanova de l'Aguda (Noguera)- y otro en Vinaroz (Castellón).

Las primeras averiguaciones han permitido determinar que los animales de las tres explotaciones leridanas en las que se ha detectado el brote proceden de granjas distintas. Los lechones de Soses llegaron de una granja de las afueras de Lleida, los de Golmés procedían de una cooperativa de Zamora y los de Vilanova de l'Aguda, de una granja de la población también leridana de Penelles.

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Por otra parte, el Departamento de Agricultura de la Generalitat ha ampliado hasta el próximo 30 de junio las medidas de control dictadas la semana pasada para evitar la propagación de la peste porcina clásica (PPC) descubierta en tres granjas leridanas.

Sólo al matadero Desde ayer están prohibidos los movimientos de ganado porcino en todo en ámbito de Cataluña, excepto los de aquellos animales que vayan directamente al matadero. La policía autonómica ha establecido controles en las carreteras para vigilar que nadie incumple la medida.

Los ganaderos, que viven en la incertidumbre de no saber cuál será el verdadero alcance de esta crisis, aprueban la medida adoptada por la Generalitat al considerar que es la única manera de atajar la enfermedad y reclaman que la prohibición de transportar ganado porcino se extienda a todo el territorio español.

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Por otra parte, el Ministerio de Agricultura acordó ayer, tras una reunión con representantes del sindicato Unió de Pagesos (UP), inmovilizar a partir de hoy la cabaña porcina de las provincias de Castellón y Huesca. De todos modos, el Ejecutivo central no descarta ampliar esta medida preventiva a otras comunidades autónomas en función de cómo evolucione la peste en las próxima 24 horas. Los productores de porcino temen que en los próximos días puedan aparecer nuevos brotes, y existe tal psicosis en el sector que muchos granjeros han solicitado a los veterinarios que analicen sus animales para descartar que estén enfermos.

Muchos ganaderos, que ya sufrieron las consecuencias de la peste de 1997, piensan que, como entonces, la erradicación de la enfermedad será larga y costosa, por lo que piden a la Generalitat que, además de indemnizar por los sacrificios, también apruebe compensaciones por el periodo de tiempo que las granjas permanezcan cerradas.

De acuerdo con las cifras facilitadas por Agricultura, desde el pasado día 15 se han sacrificado 13.244 cerdos en las explotaciones situadas en un radio de un kilómetro del punto donde están localizados los tres focos de peste, con el problema añadido que supone la eliminación de los animames por el riesgo de que se conviertan en una nueva vía de contagio del virus. Algunas fuentes del sector señalaban ayer que los animales sacrificados son ya unos 18.000.

El número de sacrificios demuestra que se está actuando con más rapidez que en la anterior crisis, en 1997. Los cerdos sacrificados hasta ahora superan ya los eliminados en los dos primeros meses transcurridos tras la crisis de hace cuatro años.

Los animales son enterrados en cal viva en grandes zanjas excavadas junto a la explotación, pero en algunos casos se ha descartado esta solución por el peligro que existe de que se contaminen los acuíferos, por lo que no queda otro remedio que trasladarlos a una industria incineradora.

Las autoridades ordenaron ayer la inmovilización de medio millón de lechones en Cataluña. La inmovilización de animales, propuesta por el comité de crisis de la peste porcina clásica, cuenta con el apoyo unánime de los representantes del sector porcino. El virus de la peste porcina clásica es de muy fácil propagación y puede transmitirse, sólo entre animales, a través de las moscas, los roedores o los jabalíes e incluso ir en un bocadillo de jamón.

Mientras tanto, la Lonja de Mercolleida, donde se fija el precio de la carne de porcino, espera a ver cómo evoluciona la situación para decidir las cotizaciones del cerdo y los lechones. Algunos temen que la crisis, aunque la peste no afecte a los humanos, acabará haciendo caer los precios en los mercados.

El presidente de la Federación de Carniceros y Tocineros de Cataluña, Joan Estapé, explicó que la peste porcina clásica (PPC) 'no afectará al consumidor español' porque todos los implicados en el proceso 'asumirán el incremento del precio'. Estapé dijo a Europa Press que 'esta semana el precio de canal se ha incrementado en cinco pesetas', pero esta subida 'no tendrá su símil en el consumidor porque el incremento lo asumirán el matadero y el detallista'.

A juicio del presidente de la Federación de Carniceros y Tocineros de Cataluña, las medidas aplicadas para erradicar la enfermedad son 'correctas. Creo que el consumidor ha de estar tranquilo porque no se prevé ninguna crisis', aseguró. Según Estapé, 'la experiencia de otras situaciones similares comportan que el sector esté en alerta porque Cataluña es una de las zonas que más exporta al exterior; por esta razón, se hará todo lo posible para descubrir de dónde viene el problema y buscar soluciones conjuntas'.

Pujanza del sectorEntretanto, cientos de familias de las comarcas de Lleida están pendientes de cualquier información, oficial, oficiosa o un simple rumor respecto a la peste porcina clásica ante el temor de que se repita la epidemia que diezmó la cabaña porcina leridana en 1997. Aún no se conoce de dónde ha venido el virus de la peste porcina, pero muchos temen que la epidemia se extienda.

La dedicación de la provincia de Lleida al negocio del porcino es patente. En los alrededores del foco detectado en Soses hay 42 fincas con 5.823 reproductores y alrededor de 38.000 cerdos de engorde. En los 10 kilómetros del perímetro de vigilancia de la misma granja hay otras 185 explotaciones, que tienen 21.914 reproductoras y 129.927 animales de engorde.

Uno de los ganaderos que tiene a sus cerdos inmovilizados como medida preventiva explicó ayer: 'Los focos en los que se ha detectado el virus no tienen ninguna conexión entre sí, son de diferentes empresas y se han comprado en puntos de origen distintos, por lo que no hay ninguna explicación lógica a lo que está ocurriendo y la Administración debe averiguar ya de dónde procede la peste'.

Los veterinarios de la Generalitat siguen inspeccionando en silencio para no levantar falsas sospechas. Pero quien ya tiene previsto emprender acciones judiciales es la organización ecologista Institut de Ponent per a la Conservació de l'Entorn Natural (Ipcena). Un portavoz de esta entidad señaló la presentación de una querella contra los departamentos de Agricultura y de Medio Ambiente por un presunto delito de prevaricación y otro contra el medio ambiente.

Los ecologistas, al igual que hicieron durante la epidemia de peste de 1997, denuncian que la Administración autonómica incumple su propia normativa sobre el modo de eliminar los animales sacrificados. Éstos deben ser incinerados o bien cubiertos con cal para evitar que contaminen o provoquen infecciones. Los ecologistas aseguran que las zanjas en las que se están enterrando los cerdos sacrificados no reúnen las necesarias condiciones de seguridad y de higiene.

Anulación de pedidosLa psicosis de la peste porcina clásica ha producido ya una reducción de las exportaciones catalanas de carne de cerdo y productos derivados. La organización Joves Agricultors i Ramaderes de Catalunya (JARC) aseguró ayer que varias empresas ubicadas en Francia, Portugal, Alemania y Reino Unido han anulado los pedidos de estos productos que habían efectuado a algunas industrias cárnicas catalanas.

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