La sección oficial arranca con un divertido filme uruguayo
La esperanzadora selección de largometrajes de Cinema Jove arrancó ayer cumpliendo las más optimistas expectativas. 25 Watts, de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebollo, recoge la herencia del último cine independiente norteamericano de bajo presupuesto (las primeras obras de Jim Jarmusch o Clerks, de Kevin Smith) para componer un desenfadado retrato de la juventud uruguaya que, pese a su tosquedad y sus limitaciones económicas, resulta fresco y divertid, en general, y terriblemente ácido si hurgamos más allá de sus bromas.
A través de las andanzas de tres jóvenes durante un sábado veraniego por la tarde, Stoll y Rebollo nos pintan un desencantado cuadro de la vida montevideana, con una técnica narrativa ágil y eficiente.
En 25 Watts no pasa nada. Pero de esa inacción surge un divertido coro de personajes que deambulan por la pantalla enseñando sus miserias de manera casi anecdótica, ocupados en la desocupación y sin otra perspectiva a la vista que dejar pasar el tiempo. Por eso, de esa nada en imágenes, surge una película cuya enorme solidez se basa en el guión, un brillante trabajo de sus dos realizadores que llena los espacios vacíos de los barrios de clase media de Montevideo de ingeniosos encuentros y apariciones que parecen extraídas de una dilatada observación de la televisión.
Las proyecciones de la sección oficial debían haberse completado ayer con 101 Reykjavik, dirigida por Baltasar Kormákur y protagonizada por Victoria Abril. Pero un problema con la distribución de la copia del filme provocó la suspensión de su exhibición ayer tarde, aunque, según fuentes de la organización, se programará durante los próximos días.
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