Inspección de Trabajo sólo recibió dos denuncias por acoso sexual desde principios de 1999
La principal característica del acoso sexual, que la diferencia de la actitud amistosa, 'aceptada y mutua' es que 'es indeseado por parte de la persona objeto del mismo', según recoge el libro.
Una premisa clara sobre el papel pero sujeta a muchas dificultades a la hora de denunciarla. De hecho, la secretaria ejecutiva de Acción Social de UGT, Elvira Ródenas, criticó ayer que este tema 'está abandonado' por la Administración. Una crítica que la responsable de la mujer de UGT, Dolores Ruiz, amplió a los empresarios, que recordó que 'tienen la obligación de velar por la dignidad de sus empleados'. Pérez reclamó que los convenios colectivos incluyan claúsulas para 'definir el chantaje sexual o el acoso ambiental' y, que contengan un régimen interno de resolución y sanción. Una situación que ahora no se da. El libro incluye una muestra de 2.194 convenios colectivos laborales vigentes en 2000, de unos 3.000 publicados a fecha 30 de noviembre. De ese total, sólo 126, el 5%, tiene alguna referencia al acoso sexual. Y de los 126 sólo 6, el 4,7%, son convenios de la Comunidad.
El manual de UGT recopila la normativa europea y española sobre el tema, plasma diversas sentencias y propone medidas de sensibilización y de acción en caso de sufrir acoso.
Elvira Ródenas recordó que la normativa es 'extremadamente dispersa' y que existe un 'miedo profundo' en las víctimas a denunciar su situación. Miedo que se debe, sobretodo, y según explicó la autora del libro, Ana Mejías, a su precaria situación laboral. El perfil de la acosada es el de una mujer de entre 30 y 40 años, separada o divorciada, con nivel adquisitivo bajo y trabajo temporal. Una situación que contrasta con la del acosador: un hombre de unos 40 años, que ostenta cargos de mando intermedio en grandes empresas o que dirige firmas pequeñas y medianas.
La posición de debilidad de las víctimas de acoso hace que la mayor parte de los casos no lleguen a denunciarse. UGT recibe cada mes entre 10 y 12 consultas de mujeres que son acosadas en su lugar de trabajo. La mayor parte de esas consultas se realizan por teléfono y sólo una mínima parte se traducen en denuncias. El libro recuerda que entre entre enero de 1999 y diciembre de 2000, Inspección de trabajo sólo recibió dos denuncias, ambas en Alicante. Una de ellas se archivó y la otra quedó en suspenso al tramitarse por los mismos hechos una querella ante la Jurisdicción Social. Mejías pidió la consideración del acoso sexual como riesgo laboral. Una premisa que permitiría a las demandantes de esta práctica un mayor beneficio a la hora de pedir la baja por enfermedad.
UGT insistió en la necesidad de denunciar el acoso sexual en el trabajo y recordó que un estudio del Institut de la Dona de 1994 explica que el 75% de las mujeres han sufrido algún tipo de acoso y sólo el 1% lo ha denunciado. Un porcentaje que otro sondeo europeo a finales del año pasado cifra para España en el 60%.
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