De la calle de la Bola
Hace exactamente un año presenté en un juzgado de Madrid una denuncia al haber recibido amenazas de que se me iba a desalojar, por las buenas o por las malas, para rehabilitar la finca donde tengo arrendada mi vivienda y no se me dio crédito.
A día de hoy, un juez ha dispuesto desalojarme de mi vivienda de la calle de la Bola, 8, en la que llevo 23 años, para realizar unas supuestas reparaciones, cumpliéndose así lo que entonces no se me creyó. Aunque el desalojo es 'provisional y temporal', nadie que yo conozca puede creerse que me vayan a dejar volver a mi casa. Es una argucia clásica que utilizan las inmobiliarias para forzar desalojos definitivos sin que les cueste un duro. Cuando me toque volver a mi vivienda, se habrá convertido en apartamentos con propietario.
Siendo éste un asunto polémico que se ha reflejado en tanto en la prensa como en otros medios, deseo, a modo de última voluntad', hacer un agradecimiento público como acto de contrición por haber osado presentar este caso como un capítulo más de la especulación consentida que reina en el centro histórico de Madrid.
En primer lugar, mi agradecimiento al señor gerente de Urbanismo, don Luis Armada, por haber permitido durante un año estas obras de rehabilitación sin licencia frente a su domicilio, sabiéndolo desde el mes de julio, a pesar de haber declarado a la prensa que se enteró en diciembre de ello. Gracias también por no investigar las denuncias de connivencia de sus técnicos con la propiedad de la finca hasta que no le quedó más remedio que admitirlo porque se iba a acreditar en la prensa. Asimismo, le felicito por haber evitado desde su cargo, en este caso con gran diligencia, que la inmobiliaria construya terrazas como estaba proyectado.
A los técnicos y jefes del Departamento de Control de la Edificación, uno de los cuales incluso compartía una constructora con el aparejador de la inmobiliaria; gracias porque mi casa no se haya añadido a la lista de edificios recientemente derrumbados que dependían de ellos.
Al propietario de la finca, señor Lobato, conocido por sus actividades beneficiosas para la ciudad tales como derribos en fincas protegidas que él llama 'derrumbamientos', desalojos o la venta de pisos de una casa en ruinas sin licencia de rehabilitación; gracias por haber tenido la negligencia de no haber conseguido echarme hace meses como yo venía denunciando que iba a suceder, cuando empezó con las supuestas obras de reparación, teniendo ya los futuros apartamentos rehabilitados en venta. Ahora podrá continuar sus obras sin licencia y sin testigos molestos que le denuncien por incumplir decretos.
A la arquitecta de la inmobiliaria, responsable de derribos ilegales, que tiene abierto un expediente en el Colegio de Arquitectos con cargos por una denuncia de falsificación de planos y 'de cuya imparcialidad y objetividad no hay motivos para dudar' como dice el auto judicial. Mi admiración por sus dotes interpretativas ante los tribunales para desalojar inquilinos aportando informes técnicos tremebundos.
Gracias, en definitiva, a todos por colaborar en hacer un Madrid mejor y una sociedad más honesta y justa.
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