Parlamentario y buen samaritano
Una juez de Ceuta imputa a un diputado local por haber curado a un 'narco' de un balazo y no informar a la policía
El último tiroteo del milenio en Ceuta, el 31 de diciembre de 1999, hacía el número 16 de ese año y el 54 desde 1995 con un saldo total propio de una crónica de guerra: 46 heridos de bala y nueve muertos. Mohamed Sadik, El Guimbi, un presunto traficante de 27 años, fue el último de ellos. Esa refriega, al igual que las demás, la protagonizaron bandas de narcotraficantes en el reducido escenario de esta ciudad fronteriza, de 19 kilómetros cuadrados y 69.000 habitantes estupefactos ante la impunidad en la que se batían los narcos.
El cuerpo del Guimbi permaneció inmóvil, cosido a balazos al asiento del Audi en el que circulaba orgulloso por el barrio del Príncipe, la zona más deprimida de la ciudad. A su lado, Abdelkader Ali Derdabih, de 25 años, consiguió salir del vehículo con sus piernas agujereadas por seis balazos. Uno de los seis pistoleros que les vació su cargador lo describe ahora así: 'Les rodeamos y empezamos a dispararles con pistolas hasta que el coche volcó y chocó contra la pared. Luego escapamos'.
Es el testimonio que un joven ceutí de 26 años, uno de los que presuntamente protagonizó el tiroteo, ha prestado en la comisaría de Tetuán (Marruecos) donde permanece detenido tras ser localizado por la policía marroquí. El acta señala que el declarante aprobó su contenido, pero se negó a firmarlo, según señala Abdelouahed Hachlaf, jefe de la brigada criminal.
Abdelkader Mohamed, Nadir, 26 años, otro de los presuntos pistoleros que acabaron con la vida del Guimbi, también huyó a Marruecos, pero con las secuelas de una bala que atravesó su cuerpo en la ensalada de tiros. Aunque sigue desaparecido, el rastro de Nadir ha provocado que la juez Begoña Cuadrado haya citado a declarar como imputado al doctor Abdelkakim Abdeselam Al Ala, de 42 años, sospechoso de haber asistido en un domicilio al herido y no haber informado a la policía.
Abdelkakim, que además de médico es diputado del Partido Democrático y Social de Ceuta (PDSC) y vicepresidente de la Mesa de la Asamblea de la ciudad autónoma, ha declarado como imputado y negado su participación en los hechos. Dice que no tiene relación con ninguna de las partes del procedimiento judicial.
El testimonio de Abdallah Adesalam Abmed, Abdelila, de 32 años, el matón más popular de la ciudad, encarcelado como presunto inductor del asesinato de El Guimbi, ha originado la imputación del político ceutí.
Abdelila declaró el pasado 18 de abril a la juez Cuadrado que el día del asesinato de El Guimbi se le acercó Mustafá Ahmed Abdeselam, Tafa Sohdia, líder de otra banda de traficantes, y le dijo 'llorando' que habían disparado a Nadir. 'Tafa llamó al doctor Abdelhakim y fue el que curó la herida a Nadir'. Tafa está en prisión preventiva como presunto inductor del asesinato.
El doctor y diputado señala que no desea hacer comentarios hasta que se resuelva su imputación en la causa. 'Por mi profesión he atendido a mucha gente, pero no sé nada de este caso'. ¿Cómo explica que Abdelila dé su nombre y le atribuya atender a un pistolero fugado sin informar a la la policía ? 'No lo sé. Sólo puedo decir que tengo la conciencia tranquila', responde.
La investigación del asesinato de El Guimbi supone una excepción, porque ésta es la única ocasión en la que las víctimas de los tiroteos rechazaron 100 millones por su silencio. La mafia ceutí ofrece dinero a sus víctimas cuando éstas sobreviven a los disparos de sus metralletas. Abdelila condujo a El Kuman, un joven de 18 años abatido a pocos metros de donde cayó El Guimbi, a Madrid hasta una clínica de lujo y le sufragó las mejores piernas ortopédicas. Todo a cambio de sellarle la boca.
Pero Malika, de 38 años, hermana del Guimbi, no se dejó convencer por las ofertas recibidas y presentó una denuncia que ha desencadenado la investigación judicial en la que están imputadas varias personas en España y Marruecos. 'En Ceuta, o coges el dinero o te matan. Estoy dispuesta a jugármela', aseguraba hace un año.
Abdelkader Ali Derdabih, de 25 años, el joven que acompañaba al Guimbi en el Audi ha vivido más de un año con muletas y protegido por tres policías. Su testimonio condujo a prisión a Abdelila y a Tafa. Es el primero de los 46 heridos de bala que ha tenido valor para delatar a sus agresores.
A los nueve días del tiroteo, los dos mafiosos ceutís le telefonearon y ofrecieron 100 millones por su silencio. 'Corté la llamada y telefoneé a la policía', relató Abdelkader, hoy preso y protegido en una cárcel de la Penísula. Horas después, la policía detuvo a Tafa cuando aparcaba su coche en la casa de Abdelila. Su acompañante llevaba una bolsa con 50 millones, la mitad del pago prometido para cerrar la boca del único testigo dispuesto a declarar contra la mafia ceutí.
Escuchas teléfonicas policiales avalan que varios narcotraficantes, entre ellos Mohamed Taieb Ahmed, El Nene, de 26 años, el más afamado traficante de hachís de la ciudad, actualmente preso en régimen de tercer grado, están pactando una 'alianza' para exculpar a Tafo del asesinato del Guimbi.
Desde que los presuntos inductores de su asesinato entraron en prisión no se escucha el zumbido de las balas en Ceuta. Los reyes del hachís ya no pasean por la ciudad como en el Oeste americano.
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