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Reportaje:

La irresistible atracción del funcionario

Frente a la inestabilidad de las empresas, miles de jóvenes opositan por un sueldo modesto pero seguro en la Administración

Pablo Ximénez de Sandoval

Sostienen las cifras de las oposiciones que el empleo más atractivo de España es el de agente judicial. O el de auxiliar de reparto y clasificación de Correos, también llamados carteros. O el de celador de hospital. También el de auxiliar administrativo en una comunidad autónoma o un Ayuntamiento. En ninguno de ellos se ganará nunca más de 200.000 pesetas al mes, pero, eso sí, para toda la vida.

El atractivo de un trabajo seguro y sin sobresaltos parece suficiente frente a la inestabilidad creciente en el ámbito privado. Según datos de CC OO, el 70% de los trabajadores menores de 30 años tiene un contrato temporal. La sensación de accesibilidad de los trabajos más modestos arroja 10.000 solicitantes para 175 plazas de personal de oficios del Ayuntamiento de Madrid o 33.000 para 490 de auxiliar en la Junta de Andalucía. Cifras que se mantienen año a año desde principios de los 90.

'Se busca acabar con tu responsabilidad a las tres. ¿Qué funcionario se lleva trabajo a casa?', dice un preparador

Necesidad, conformismo y hastío se confunden entre las motivaciones de, por ejemplo, las 30.000 personas que cada año se presentan a más de 300 plazas de agente del Ministerio de Justicia. 'Si no eres muy ambicioso, no está mal', es la opinión de Álvaro Gómez, de 26 años, que este año será uno de ellos. Si saca la plaza, sus obligaciones serán ayudar con los papeles y controlar en la puerta quién entra en el juzgado y quién no. Un sueldo de 130.000 pesetas y horario de mañana. 'Hay posibilidades de promoción y tiempo libre; no crea dependencia ni ansiedad, es un trabajo cómodo'. Por ansiedad y dependencia entiende Álvaro la 'explotación' de las prácticas de su carrera de abogado. Acabado Derecho, no se colegió. 'Yo quería ser abogado, pero me di cuenta de que no valía, no tenía la preparación. Y tampoco valgo para fiscal ni cosas de ésas'.

Son razones que Jesús Martínez, jefe de estudios del Centro de Estudios Financieros, ha oído muchas veces tras 15 años preparando opositores. 'El perfil básico es el joven que acaba la carrera y después de varios años sigue trabajando de teleoperador o haciendo fotocopias de becario. En la Administración, en esos niveles, el trabajo tampoco es tan distinto, incluso puede que más aburrido aún, y cobrando la mitad, pero el resto de condiciones son imbatibles'.

José Julián Herrero, jefe de estudios del Centro de Estudios Adams, ofrece también su análisis: 'Hay mucha gente que se plantea el trabajo en la Administración como un desahogo en su vida personal. En la función pública se busca acabar con tu responsabilidad a las tres. Lo que no hayas terminado, pues lo haces mañana. ¿Qué funcionario se lleva trabajo a casa?'. Es una tentación que vence vocaciones. 'No existe la vocación en estas oposiciones. Hay vocación por ser juez, fiscal, notario, pero nadie hace la carrera de Derecho pensando en ponerse en la puerta del juzgado', ironiza Herrero.

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Hace 10 años, Antonio Páez era uno más de esos jóvenes. En su puesto de auxiliar administrativo del hospital Clínico, a los 33, ya no tiene las cosas tan claras. 'Si pudiera retroceder en el tiempo, nunca me metería en esto'. Cuando decidió hacer la oposición acababa de terminar COU y trataba en vano de entrar a trabajar en la banca como administrativo: 'Me gustaba ese mundillo, pero no había forma de competir con gente mejor relacionada que tú. Me decidí por el Estado y lo saqué sin problemas'. Pedían el graduado escolar, y en 10 meses tuvo dominado el temario. Entró cobrando 115.000 pesetas. Diez años después cobra 124.000 y sigue haciendo lo mismo.

Preparar informes de alta de los enfermos, su trabajo diario de 8.00 a 15.00, 'era algo fácil, y al principio interesante, con posibilidades de promoción, pero poco a poco te vas arrinconando. Entonces desaparece la motivación y te das cuenta de que la seguridad no compensa en absoluto la vida que llevas. Al principio, joven y con dinero, te compensa; ahora con ese dinero no me da para nada, y menos para irme a otro sitio o volver a estudiar. Me siento atrapado'.

Páez refleja una tendencia que va en aumento desde principios de los años noventa: cada vez es más alto el perfil académico de los opositores a los puestos más modestos de la Administración. 'De las decenas de miles de opositores a niveles C o D de la Administración (para los que se pide bachillerato y graduado escolar, respectivamente) una gran mayoría son jóvenes con estudios superiores', confirma sin dudarlo José Julián Herrero. El año pasado, el número uno de la oposición de agentes judiciales fue para una licenciada en Derecho, y además, con experiencia como abogada.

En las academias, jóvenes con la misma titulación superior en Derecho estudian en un aula para fiscal o abogado del Estado, y en la de al lado para oficiales. Como María Jesús Matesanz, de 28 años: 'Dos veces lo intenté en el ámbito privado y las dos he vuelto a estudiar. El nivel de explotación en este mundillo es inaguantable'. Aun así, ella creía que le iba a resultar más fácil acceder a la plaza. 'Si llego a saber que me iba a costar tanto, me presento a fiscal', confiesa. Aparte de las diferencias cualitativas, unos 150 temas de estudio y 300.000 pesetas de sueldo separan una opción de otra.

Ángel Lozano, secretario de Negociación del sindicato de funcionarios CSI-CSIF, achaca a ese exceso de titulación algunos de los males de la Administración. 'Incide directamente en la calidad de la atención', explica. 'Parece obvio que cunda la desmotivación cuando tienes a gente con estudios superiores haciendo fotocopias. Las retribuciones son bajas, aunque al principio no lo parezca, y después de unos años con el mismo sueldo se empiezan a quemar. Además, los exámenes para una hipotética promoción interna son durísimos. Eso va creando desmotivación, y esos jóvenes acaban quemados'.

La segunda consecuencia que apunta Lozano, es que 'al final, se deja en el paro a los mismos de siempre. Se ha burocratizado tanto la selección que la exigencia es desproporcionada, y se da muy poca importancia a la capacidad real para desempeñar el trabajo. El que tiene el graduado escolar y podría ser un ordenanza fantástico tiene que competir con abogados por hacer fotocopias en un juzgado'.

Examen de oposición para personal de oficios del Ayuntamiento de Madrid, el pasado 9 de mayo.
Examen de oposición para personal de oficios del Ayuntamiento de Madrid, el pasado 9 de mayo.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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