Las elecciones bolivianas se sumen en la incertidumbre

La credibilidad del sistema electoral en Bolivia ha quedado "herida de muerte" después de agravarse la crisis en el seno de la Corte Nacional Electoral (CNE), que deja el futuro de las elecciones generales de 2002 en la mayor incertidumbre, según advierte el analista político Carlos Toranzo.

El máximo órgano rector de los comicios en Bolivia afronta su peor momento de los últimos diez años debido a la renuncia de su presidente, Iván Guzmán de Rojas, y del vocal Jorge Lazarte, después de fracasar en su intento de alejar de la Corte a otro de sus cinco miembros que, con su disidencia permanente, traba supuestamente la labor de la CNE, que debe cumplir plazos perentorios a un año de las elecciones presidenciales y parlamentarias.

Si bien la CNE arrastra dificultades internas desde hace ya un año, "el golpe de gracia ha sido la elección de nuevos vocales para las Cortes Electorales Departamentales, que, con toda certeza no caminarán hacia un proceso transpartente en los comicios de 2002, lo que está hiriendo de muerte la credibilidad del sistema electoral", dijo Toranzo, de la Fundación Ebert de Bolivia.

Los cinco vocales de la CNE solicitaron el pasado año al Congreso algunas acciones para superar las diferencias de criterio, después de que fueran hechas públicas por la vocal disidente, Alcira Espinoza, a quien sus compañeros acusan reiteradamente de obstruir el trabajo de ese organismo.

Continuar trabajando

El Congreso les pidió que continuaran trabajando y prometió la pronta designación de los nuevos vocales de las Cortes de los nueve departamentos (provincias) de Bolivia. La mayoría oficialista en el Parlamento eligió a los miembros de las Cortes departamentales, a pesar de que los electos vocales fueron acusados por la oposición de tener militancia en los partidos que conforman la coalición gobernante. "En el momento en que se eligieron Cortes partidizadas se rompió una regla de oro de la democracia pactada en Bolivia, que significaba el acuerdo entre el oficialismo y la oposición para nombrar de manera transparente a la autoridad electoral", explicó Toranzo, que teme ahora que la falta de credibilidad y transparencia pueda permitir que cualquiera objete los resultados de los comicios de 2002 y "Bolivia pueda entrar en un proceso parecido al de Perú, el año pasado".

Aunque la renuncia de Guzmán de Rojas sacudió en un primer momento a los partidos y a los parlamentarios, menos de 48 horas después el criterio generalizado era que la solución a la crisis de la CNE provenga del diálogo que la Iglesia católica está auspiciando para superar los problemas derivados del descontento social existente en Bolivia.

La solución, según Toranzo, pasa primero por un acercamiento entre los partidos oficialistas y de oposición -que han tomado posiciones antagónicas y beligerantes a partir de la designación de los vocales de las Cortes departamentales-, la aprobación de las modificaciones ya convenidas del Código Electoral y la designación de Cortes transparentes, que devuelvan la credibilidad y la confianza en el sistema electoral boliviano.

De otro modo, se confirmará el creciente convencimiento ciudadano de que la coalición partidaria, que apoya al presidente del país, Hugo Banzer, tiene el prpósito de repetir en la CNE su última experiencia en las Cortes departamentales, donde los partidos han ganado espacio colocando a personas afines a sus siglas.

El portavoz de la Iglesia católica, el sacerdote Fernando Rojas, aseguró que uno de los objetivos del diálogo que auspicia es lograr que se devuelva a los bolivianos un mecanismo que garantice un proceso electoral transparente y creíble "y que el próximo presidente no sea producto de un chanchullo político", en declaraciones a la prensa local.

El ministro de Información Gubernamental, Manfredo Kempff, ha anunciado que el Gobierno espera algunos planteamientos de solución de parte de los partidos opositores porque el Ejecutivo "no puede echarlos [a los vocales] ni pedirles su renuncia y tienen que decirnos [los adversarios] qué solución podemos dar".

Sin embargo, el Gobierno cree que no será difícil encontrar un sucesor en la presidencia de la CNE.