Arrecian las críticas contra Cúper

El tiempo, seguramente, apagará los ecos de la frustración colectiva, y se empezarán a valorar los méritos de Héctor Cúper, que llevó dos veces consecutivas al Valencia a la final de la Liga de Campeones, un lugar nunca visitado anteriormente por los valencianistas en sus 82 años de historia. Pero ayer, gran parte de la hinchada señaló al entrenador argentino como el culpable de las dos finales perdidas, el año pasado ante el Madrid y el miércoles ante el Bayern. Y le acusó de cagón, de llegar con miedo a las finales y de infundirlo a sus futbolistas, que jugaron agarrotados tanto en la pasada edición como en la actual. Hay números que avalan esta teoría: el Valencia sólo tuvo un 29% de posesión del balón en determinados momentos del partido ante el Bayern Múnich, que siempre fue más ambicioso, hasta en la tanda de penaltis.

Ayer se multiplicaron entre el valencianismo los reproches sobre su entrenador: que por qué sustituyó a Aimar, que por qué dejó en el campo al Kily y no introdujo a Vicente, que por qué no tenía delanteros en el banquillo (Zahovic no llega ni a media punta...) En fin, al entrenador que merecería por sus logros salir por la puerta grande de Mestalla, se le presenta un final de temporada muy delicado. Y suerte para él que el Valencia juega esta semana fuera de casa, en Santander, porque la acogida al técnico no hubiera sido la más hospitalaria.

De todas las decisiones de Cúper en el choque de San Siro, la más discutida ha sido la sustitución de Aimar en el descanso. ¿Qué pasa con Aimar? El preferido del mismísimo Maradona para suplirlo en el corazón de los argentinos no ha sido, desde su llegada en diciembre, santo de la devoción de Cúper. Vino bajo de forma física, no tuvo continuidad en el equipo y su timidez tanto de carácter como de su juego defensivo disgustó a Cúper desde el principio. De modo que medio mundo se quedó sin ver en la final de Milán al fuera de serie que anunció Maradona. Cúper le retiró en el descanso, decisión que agradeció el Bayern, según las palabras de su central Andersson, que dijo tras el partido: 'Cuando vimos que se retiraba Aimar sentimos de verdad que podíamos ganar, porque el cambio significaba que ellos se sentían inferiores y renunciaban a jugar al contragolpe'.

El sambenito de segundón, de perdedor de finales, va a pesar sobre Cúper hasta que logre ganar su primera final, si es que la gana. Es un caso muy raro: un técnico que ha perdido cuatro finales a partido único (una Copa del Rey y una Recopa con el Mallorca; y dos Ligas de Campeones con el Valencia) demuestra que prepara muy bien las eliminatorias a doble partido, pero pierde el paso cuando se trata de jugárselo todo en 90 minutos. Quizá por esa pizca de riesgo que las finales exigen a los equipos que quieren realmente conquistarlas, y que Cúper, por su vena conservadora, no ha sido capaz de dar.

La trayectoria de Cúper, con todo, sigue siendo muy valorada en Italia, donde el Inter asegura tener un 99% de posibilidades de contratarlo para la temporada que viene. Allí se reencontrará con Farinós, un jugador que triunfó con él en el Valencia. Las opciones de recalar en el Barça se desvanecen, sobre todo después de perder la final de Milán: no sería ahora muy popular en el Camp Nou colocar en el banquillo a alguien con fama de perdedor.

El Valencia, por su parte, ya parece decidido a contratar a Irureta para la próxima campaña. 'Es la mejor opción que tenemos', reconoció ayer el presidente Cortés. Y el vasco aún no ha renovado con el Depor.