Ablación

Estimado colega y amigo José Luis Ferris: He leído detenidamente su artículo Ablación II (EL PAÍS 17 de mayo de 2001.) Responde usted al mío Ablación y relativismo (EL PAÍS, 18 de mayo) en el que le aludo.

Yo dije o di a entender claramente que agujerearles los lóbulos de las orejas a las niñas (estoy de acuerdo con usted, es una practica bárbara) no es comparable en barbarie a la mutilación genital. La prueba es que, contra esta última, muchas víctimas están alzando la voz y achacando el desmán a que 'los hombres mandan'. Lo que significa que sí tienen conciencia de la ley natural. ¿No todos? Vale, es cierto. Pero si esperamos a que todos y todas adquieran esa conciencia a través de la cultura, tendremos en este país ablaciones para años o décadas. Intégreseles respetando sus respectivas culturas... siempre que rasgos específicos de éstas no choquen frontalmente con nuestros códigos. Entonces hay que actuar de inmediato. Que la ablación es delito en España lo saben, siquiera sea por el boca a boca. La prueba es que se esconden. No hay necesidad de ponerse en su lugar, amigo mío, cuando no hay tiempo que perder. Llegará el día en que bendecirán nuestra actitud. Le llamo amigo y le ruego me considere como tal, señor Ferris. Un abrazo.