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La resaca de la jornada | FÚTBOL
Columna
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El embrujo italiano

Por alguna extraña razón, Italia sigue teniendo un influjo extraordinario entre los jugadores españoles. Javi Moreno, el pichichi de la Liga española y máximo goleador de la Copa de la UEFA, ha sido el último embrujado de un campeonato que va a menos, que ficha y ningunea a los jugadores españoles y, sin embargo, mantiene el atractivo de una competición venida a menos.

Javi Moreno ha elegido el Milan de Silvio Berlusconi en detrimento del Valencia, del Barcelona o de ofertas de clubes menores, como el West Ham inglés. Oficialmente, su razón es doméstica: su mujer, Raquel, quería vivir en Italia y por eso el delantero del Alavés desechó la oferta del Barcelona. Si así fuera, nada que objetar a un asunto conyugal, convivencial. Y puede serlo. Nada hace pensar que los clubes españoles se hayan retraído en la oferta al jugador valenciano. Su cláusula de rescisión era rídicula para un goleador :1.500 millones de pesetas parecen pecata minuta para las arcas de cualquier club. Su sueldo, 300 millones de pesetas al año, es moneda demasiado corriente en el fútbol español. Su contrato, cuatro temporadas, parece lógico, en el caso de un goleador de 26 años. El Milan no ha tirado la casa por la ventana. Más parece que que el jugador ha elegido el club rojinegro por razones vivenciales y probablemente embriagado de la mística del club italiano.

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Javi Moreno elige el Milan

Lo cierto es que el fútbol español sigue propiciando la fuga de cerebros. En Milán, Javi Moreno convivirá y luchará con otro compatriota, José Mari, porque el puesto del ucranio Sevchenko resulta intocable. José Mari fue otro caso singular del fútbol español. Joven prometedor, cayó en las redes de Galliani por la desidia de los clubes españoles, demasiado preocupados por los catálogos de jugadores extranjeros como para valorar lo que tienen en casa. Antes ocurrió con Farinós, o con De la Peña, o con Amor o Iván Helguera. Antes con Gallego o Martín Vázquez.

Sin embargo, el fútbol italiano no ha sido generoso con los españoles. Desde Luis Suárez, nadie ha triunfado en Italia, un país empeñado en fichar centrocampistas, el puesto más vilipendiadio por los entrenadores singulares del calcio. Uno tras otro fueron fracasando por razones propias y/o ajenas.

Ahora, Italia ha invertido sus preferencias. Elige los goleadores, la especie más escasa en el fútbol. José Mari, por ejemplo, el jugador con menos pedigrí de los emigrados a la Liga italiana, ha sido el más eficaz. Bien es verdad que en un Milan menor, condenado esta temporada a los lugares secundarios de la Liga.

¿Y los clubes españoles? Si los jugadores sucumben al embrujo italiano, los directivos parecen abocados a la ilusión de lo desconocido. ¿Cuántos delanteros jugarán la próxima temporada en la Liga española con un coste de fichaje superior a los 1.500 millones de pesetas? Y Javi Moreno sufriendo en Italia.

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