Ortega Cano y Javier Castaño se quejan del poco juego de los toros
La tarde vestía con el ceremonial de las citas de importancia. Javier Castaño se estrenaba como matador en Madrid y Ortega Cano se citaba con el que es su público tras un par de temporadas ausente. Pero no. Pese a tanta pompa taurómaca, pronto la cosa quedó desgarrada entre un cúmulo de bostezos. 'Yo estoy tranquilo', comienza Ortega. 'Si los toros no dan ninguna opción... milagros no se pueden hacer', continúa. Javier Castaño toma la palabra: 'Con unos toros completamente parados, ¿qué se puede hacer?'.
Las ganas del de Cartagena le hicieron acabar suspendido en el aire. Castaño se queja de que 'los toros no embestían y tenías que hacer lo imposible para que aquello se mantuviera. Tenía, cuanto menos, que justificarme'. El diestro habla de su empeño en atacar la mortecina tarde a golpe de arrimón.
¿Qué es lo más chocante de la nueva condición de matador? El que el año pasado fuera novillero triunfante se toma su tiempo para responder: 'Hay que tener en cuenta que he venido a Madrid con tan sólo cinco corridas. Era toda una responsabilidad'.
Y entre la responsabilidad de uno y de otro, la tarde que se perdía en aburrimientos y bostezos.