La cuadratura del círculo de Olano
El ciclista guipuzcoano, más fino que nunca, aspira de nuevo al podio del Giro de Italia, que hoy echa a rodar
Abraham Olano ha estado toda su vida detrás de un ideal: su cuadratura del círculo o cómo, sin dejar de ser él mismo, esto es, poderoso rodador, gran contrarrelojista, ser también su contrario, esto es, ágil escalador, hombre de las montañas. El ciclista guipuzcoano tiene ya 31 años y una década, por lo menos, de lucha contra la báscula. Años de buenas noticias -su triunfo en el Mundial de fondo en carretera del 95, sus podios en la Vuelta del 95 y en el Giro del 96, su victoria en la Vuelta del 98...- y otros de nuevas depresivas: trabajo y sobreentrenamiento en el Tour del 97, las montañas del Tour, siempre inalcanzables. Años de testarudez contra los que le han querido limitar a la condición de corredor de vueltas pequeñas...
Y ahora, hoy, comienza el Giro, su primer gran desafío de un 2001 en el que, por motivos psicológicos, se saltará el Tour. Y parece que sí; que, si no se ha alcanzado plenamente, por lo menos la cuadratura del círculo de Olano está muy cerca.
'Abraham tiene una gran capacidad de sacrificio', dice su director, Manolo Saiz. Olano se ha pasado tres semanas de abril y mayo, solo con su mujer, Karmele, durmiendo arriba, en los 2.300 metros de Sierra Nevada, y entrenándose abajo, en la vega de Granada. Ha regresado y todos han alucinado. 'Cómo está Olano, cómo está', fue la frase admirativa más escuchada el pasado fin de semana en Navacerrada, en el Critérium de Alcobendas. El vasco había escalado como los mejores. 'A ver si ahora no anda igual contrarreloj', comentó, eufórico, Saiz.
A partir del octavo día'
'Estoy fino, fino', dice el corredor de Anoeta; 'en mi casa la báscula me marca 68 kilos; la del equipo dice 70. Son kilos que no siento desde la Vuelta del 98, la que gané, que la empecé con 69 y la terminé con 71. Porque, sí, yo engordo en las carreras'. 'Sí, anda fino', confirma Saiz, 'pero espero que afine más. Está en perfectas condiciones físicas, pero con poca competición, lo que notará en el prólogo , pero que le vendrá bien para el resto: el Giro está tan bien diseñado que las cosas fuertes no empezarán a jugarse más que a partir del octavo día, cuando Abraham ya será al 100% Olano'.
El líder del ONCE-Eroski será el gran nombre español en el Giro. Los otros buenos españoles, los Beloki, Sevilla, Mancebo, Igor Galdeano, Heras, Zubeldia..., van piano, piano, camino del Tour. Detrás de Olano, en Italia, habrá otros españoles con posibilidades, como Cuenca y Otero, que sueñan con ser las revelaciones del Kelme; o Unai Osa y Pablo Lastras, que buscarán su sitio al sol en un iBanesto.com que se perfilará tras el italiano Piepoli; o Triki Beltrán, el escalador jiennense, que, en teoría, trabajará en el Mapei para Stefano Garzelli, el italiano que ganó el Giro 2000.
Pero lo interesante será el camino de Olano por un recorrido muy pejiguero en el que su verdadera prueba del círculo estará en la 18ª etapa, la reina. ¿Y los rivales? Todos o casi todos -¿qué papel se le puede asignar a Jan Ullrich en un Giro en el que debuta camino del Tour por el que existe?-, italianos: Stefano Garzelli, ganador el año pasado; Casagrande, el número uno del mundo que no logra ganar una grande; Danilo di Luca, el guaperas que dice que este Giro lo gana, aunque sólo tenga 25 años; Dario Frigo, la revelación del año en las carreras de una semana, pero limitado en su papel de lugarteniente de Casagrande; Gigi Simoni, escalador trentino y poco más; Ivan Gotti, el único en activo con dos Giros (1997 y 1999) en su palmarés, y, eso es, Marco Pantani, el hombre incógnita, el gran talento desconcertante, el mejor escalador, que llega limpio de cara -se ha afeitado la perilla- y de adornos, sin aretes de Pirata, sólo con un brillante en un lóbulo.
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