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Crónica
Texto informativo con interpretación

José Tomás y los números

El diestro madrileño cumple hoy su cita 15ª en Las Ventas

Las estadísticas son a los toros lo que las cartas de amor a las cuentas de resultados de los bancos. Sin embargo, y pese a que todavía no se conoce el nombre del banquero que decidió convencer a sus accionistas con un soneto, sí que es cierto que los números pueden causar más de un ataque de fiebre en los tendidos. Y puestos a exhibir cifras, pocos tan cualificados como el torero que hoy acude a Las Ventas con toda su feligresía alborozada.

A él se le conocen 14 presencias (incluidas las dos en que se presentó como novillero) en la llamada primera feria del mundo. En sólo dos ocasiones, cumplida la corrida, ha salido del patio de cuadrillas como entró: cabizbajo y con las manos vacías. La docena restante, a un lado las dos que ha pasado en volandas camino de la enfermería, triunfo o casi.

En definitiva, con la reventa más allá de las nubes, la de hoy será la vez número 15 (como matador de toros, 13) que el nombre de José Tomás luce en los carteles venteños. Buen número, aunque a mucha distancia del compañero de terna Manuel Caballero. El de Albacete ha estado en 37 ocasiones (seis de ellas de novillero) en un cartel de Madrid.

Así las cosas, a los 25 años, Tomás, natural de Galapagar, ha sido ya coronado como el elegido. La pasión que su cargo suscita entre la concurrencia le ha hecho atravesar el arco de la puerta del Príncipe dos veces en la pasada Feria de Abril de Sevilla. Estos últimos triunfos son el leve reflejo de un currículo no apto para profesores impresionables.

Hasta cinco veces (una de novillero) ha gozado el madrileño de una perspectiva envidiable de la calle de Alcalá. La primera de ellas le cogió, a él y a toda la afición, en un descuido. Contaba con 20 años. Atrás quedaba su año entero en tierras mexicanas. Mucho más lejos, su primera becerra estoqueada en Colmenarejo (Madrid) con apenas 13 años y las primeras lecciones de tauromaquia de la mano de su abuelo Celestino Román. José Tomás Román Martín, ése es su nombre, vio el camino libre.

Pero aún quedaba mucho. Pese a cortar una oreja el día de su confirmación a un astado de Guardiola Domínguez, sus esfuerzos no acertaron a driblar la indiferencia unos días más tarde. El cuatro de junio de 1996 pasará a la biografía de José Tomás como uno de los pocos (vendría uno más) que no pasó nada en Las Ventas.

Un año después, se cobró venganza. Otro año más tarde, también. Y otro más. Los años 1997, 1998 y 1999 fue triunfador de San Isidro. El año pasado no lo fue porque no estuvo.

Su sueño de verdad, el de salir a hombros de Madrid en calidad de matador, se hizo realidad el 27 de mayo de 1997. Fue en una corrida de Alcurrucén. El año siguiente repitiór proeza. Los toros eran de El Torreón. Y un año después: dos veces más la gloria. Tal día como hoy, eran las divisas de El Torero y El Sierro las que le brindaban el cielo; un firmamento que se volvería a despejar el 17 de junio en la corrida de Beneficencia.

De por medio, quedaba la aclamada faena a un toro del Conde de la Corte el 1 de junio. Una vez más: Tomás, 12 corridas de toros, 13 orejas y cuatro puertas grandes. 12, 13 y 4. Cuentas más claras, ni las de Greenspan.

La corrida de hoy

La corrida de hoy, 10ª de abono. Toros de Puerto de San Lorenzo para Manuel Caballero, José Tomás y Morante de la Puebla. A las siete de la tarde.

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