La amenaza del 'Príncipe de Gales'
Michael Owen, el liviano delantero del Liverpool, ha marcado ocho goles en los últimos cuatro partidos
Listo dentro y fuera del campo, Michael Owen (Hawarden, 1979) sabe rentabilizar como pocos sus fugaces apariciones. En 1996 ganaba 20 libras semanales limpiando las botas a los profesionales del Liverpool; en su 17º cumpleaños (14-2-1996) firmó su primer contrato profesional sin haber debutado todavía en la Premier League; un gol a los 17 minutos de su puesta de largo, en mayo del 97, le procuró un convenio por cinco años a razón de tres millones de pesetas a la semana, y una meteórica aceleración de ocho segundos frente a Argentina en el Mundial 98 que culminó en un golazo hizo que los reds le aseguraran por 14.000 millones y una firma de ropa deportiva le pusiese ante sus narices un cheque en blanco cuando ni siquiera era titular fijo con Inglaterra.
Desde su súbita irrupción, numerosos problemas en un muslo y los patinazos de su equipo y la selección inglesa han frenado su carrera, pero ha llegado la hora de renovar y Owen ha desenfundado de nuevo. Hace unos días anunció el inicio de las conversaciones con los directivos del Liverpool y, mientras éstos tiran de calculadora, el liviano delantero (170 centímetros y 68 kilos) les hace sudar tinta: el pasado día 5 machacó al Newcastle con tres goles, dos días después le enchufó dos al Chelsea y el sábado, en la cumbre del fútbol inglés, en la final de la Copa, volteó el marcador con dos tantos en los últimos siete minutos en Cardiff, la capital galesa. Al día siguiente, los periódicos le llamaban Príncipe de Gales.
Pese a ingresar más de 900 millones de pesetas anuales, la cartera no es una cuestión baladí en la vida de este delantero de rostro angelical que aún no se afeita y que parecía poco refractario a su fama precoz. Recientemente se gastó más de 200 millones en adecentar las cinco casas que ha comprado a su familia (una a sus padres y otra para cada uno de sus cuatro hermanos) en una lujosa urbanización de Gales. A sus dos hermanos varones les obsequió también con un chalé; sus hermanas se llevaron de propina un fastuoso Mercedes, y su padre, Terry, un Jaguar valorado en diez millones. Todo un sueño para un ex jugador del Everton que cerró su modesta carrera con 70 goles en 299 partidos y para Janette, su esposa, que se ganaba la vida como cajera de un supermercado.
Terry había probado la medicina de los defensas ingleses y le aterrorizaba imaginarse a su enjuto hijo partiéndose la cara con estacas de 1,90. Pero Michael quebró el biotipo convencional del delantero británico y con 11 años, en una Liga escolar, marcó 97 goles. Hasta entonces el récord (72) lo había establecido veinte años antes el mítico Ian Rush, que aún es el máximo goleador en la historia del Liverpool. La hazaña le abrió las puertas de Anfield, donde Roy Evans le hizo debutar en mayo de 1997 y la temporada siguiente fue Pichichi con 18 tantos.
Su apetito no pasó inadvertido en la selección. En un partido sub-18, Owen selló cuatro goles ante Irlanda del Norte y, en un país huérfano de talentos, la gesta le hizo debutar con el primer equipo con sólo 18 años y 59 días, convirtiéndose en el jugador más joven en vestirse con Inglaterra, honor que correspondía al ex jugador del Manchester United Duncan Edwards, internacional con 18 años y 183 días.
Con Owen, un amante de la comida china, el golf y el billar, Inglaterra no ha mejorado sus prestaciones y el Liverpool no ha desempolvado sus vitrinas hasta este año, con la Copa de la Liga y la Copa, los primeros títulos que levanta el delantero. Pero Michael está dispuesto a sacar el máximo provecho. Tony Stephens, el mánager de Beckham y Shearer, se encarga de ello en los despachos mientras él se pone las botas frente al gol. El sábado, tres apabullar al Arsenal, comentó: 'Es el día más feliz de mi carrera y mis goles me han sabido mejor que el que marqué a Argentina, pero ya he bajado de la nube porque quiero la Copa de la UEFA... Ah, es muy probable que se arregle mi renovación'. Cuidado, Alavés: Owen lleva 23 goles en todas las competiciones. El Príncipe de Gales sigue hambriento y con el talonario abierto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.