Un piso de 40 metros
La mujer guineana y su marido, J. M., de 40 años, se instalaron en la vivienda hace poco más de un año y vivían en régimen de alquiler. Un piso de poco más de 40 metros cuadrados, un tanto destartalado, con una sala cocina, un pequeño lavabo y dos habitaciones reducidas. Poco, pero suficiente para los padres y el niño, sobre todo si se tiene en cuenta los ingresos de la pareja y el alto precio de las viviendas. También en esa zona populosa de Barcelona.
Puestos a especular, algunos vecinos dijeron ayer que el propietario del inmueble les había amenazado con desahuciarlos por falta de pago, aunque otros desmintieron que eso fuese así y recordaron que el hombre tenía trabajo estable en una conocida marisquería del barrio. Por pequeño que fuera, el salario daba para pagar el alquiler y salir adelante. En un primer momento, el marido se negó a creer lo ocurrido, pero al final admitió que su mujer había tenido un ataque de locura.
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