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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Afición

En pleno entusiasmo de la Feria conocí a una entusiasta americana presidenta del Club Taurino de Nueva York. Siempre me sorprende la capacidad que tenemos de exportar nuestras tradiciones y aficiones a los lugares más insospechados. Lore, que así se llama, es menuda, descolorida, inteligente, de movimientos rápidos y mirada incisiva a través de las gafas; habla español con muchas eres y a toda velocidad, y, debido a su afición y al cargo que ostenta, no se pierde una corrida en el país.

Los miembros del club neoyorquino son 250, y hasta ellos lleva Lore historias, comentarios, periódicos y vídeos de las corridas. Y como se ven cosas muy pintorescas, por eso, y no por cuestión de dinero, dice que algunos toreros no quieren que les televisen: para que no se descubran sus posibles errores y para que no les enfoquen las zapatillas en plena verónica perfecta, pues, a su entender, las tomas son nada más que regulares. Recuerda ella el ejemplo de una larga y magnífica trayectoria de Curro Romero (debe ser también currista) acercando el toro al caballo y de la que sólo pudieron ver un primer plano de la cara del torero. Por otro lado, Lore considera que la corrida no es un espectáculo apropiado para el análisis teórico a distancia, porque hay que estar presente para percibir las emociones, cuya importancia intenta transmitirnos como si fuéramos turistas. Pero cuando la emoción cae tan lejos, qué otra cosa se puede hacer que enviar a una presidenta tan diligente y aplicada que seguro que los deja a todos encandilados.

El Club de Nueva York edita una revista de toros muy lujosa en inglés, claro, con la dificultad del léxico taurino, como por ejemplo el del toro emplazado, al que Lore ha de traducir con todo un párrafo, explicándolo en el centro del ruedo, mirando lo que ocurre y pensando si embestir o no. Tampoco le gusta la palabra bullfight, a la que identifica con una lucha entre toros, por lo que suele emplear voces españolas, como corrida, toreo, torear e incluso torearing.

Siempre nos encontramos con la dificultad de la palabra. No sé si lo que me maravilla de todo esto es la intensidad, la actividad, la tenacidad, el interés, la capacidad de comunicación... Es distinto.

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