'Mi obsesión por el fútbol me ha permitido jugar en la élite'
'La obsesión es mala para la vida, pero buena para el fútbol'. Mauricio Pellegrino, argentino, de 29 años, ama apasionadamente el fútbol, pero detesta el 'cinismo' de los directivos, la prensa o los patrocinadores. Es capaz de ver un partido varias veces para corregir sus defectos, pero desconfía de lo que pasa fuera del vestuario. Su formidable marcaje en Leeds a Viduka permitió al Valencia empatar, 0-0, un resultado esperanzador ante el encuentro de hoy. Admirador de Bochini, se crió en el campo -su padre es agricultor-, empezó tarde en el fútbol y ha sido cuatro veces internacional.
Pregunta. ¿Ha medido la longitud de sus piernas?
Respuesta. Por encima de los 1,20 metros. Siempre digo que Dios no me dio un físico para el fútbol. He sufrido bastante para ser un jugador de élite. Siempre me costó más que a los demás. Pero también lo disfruto más.
P. ¿Por qué lo ha conseguido?
R. Primero, porque soy un obsesivo con el fútbol. La mejor forma de crecer es la obsesión. Las personas obsesivas son las mejores en todo. Porque le dedican mayor tiempo. A veces espero a que se duerma mi mujer para ponerme el canal del fútbol y me quedo dos o tres horas.
P. ¿Es un futbolista de élite sólo por la obsesión?
R. También he tenido mucha suerte. Con el Vélez sarsfield viví la época dorada [logró la Copa Libertadores], con el Barcelona gané una Liga y sería lo máximo si ganara algo con el Valencia.
P. ¿Cuáles son sus virtudes?
R. La constancia y la fortaleza mental. En la cabeza del jugador y de los equipos está la diferencia. Para el Valencia, esa fortaleza mental es una virtud y un defecto. Una virtud en la Liga de Campeones y un defecto en la Liga, que no la afrontamos igual.
P. ¿Qué pasa con su físico?
R. He tenido muchas lesiones de espalda y desgarros. Debo cuidarme mucho. Delgado como soy, peso 90 kilos, que es mucho. Tampoco es que esté todo el día en el frigorífico como Walt Disney, pero debo estar muy afilado. Necesito más tiempo que los demás para entrar en calor.
P. ¿Qué delanteros le incordian más?
R. Los pequeños son los más difíciles. Sin embargo, aquí, en la Liga, el más difícil para mí ha sido Milosevic: pese a ser grande, esconde muy bien el balón y, como yo soy zurdo, el delantero zurdo te juega por tu derecha.
P. ¿Qué le pareció Viduka?
R. No pensé que tenía tanta envergadura. Cuando arranca, es muy difícil de detener. Hay que anticiparse y, si recibe el balón, tratar de no entrar en el roce porque ahí se siente cómodo.
P. ¿Cómo es el Leeds respecto al Arsenal?
R. Más fuerte física y mentalmente; menos técnicamente. Si uno ve al Leeds cuando arrancó la Liga de Campeones y lo ve ahora, es el día y la noche.
P. ¿Cuándo conoció a Cúper?
R. En una inmobiliaria [el técnico posee una en Argentina]. Él hace que los jugadores jueguen juntos, con las líneas pegadas. La manera de atacar tranquilos es defender bien.
P. ¿Qué le disgusta de su profesión?
R. El entorno. Fuera del vestuario me gustan pocas cosas. El fútbol es un deporte. Lo demás es bastante cínico. El jugador debe darse cuenta y aprender a valorarse por sí mismo. No por lo que diga de él la prensa. Está claro que estás cuando funcionás. En tres partidos al jugador joven le hacen creer que es un rey y en otros tres partidos, que es un desastre.
P. Pero usted se beneficia de este circo con un gran sueldo.
R. Si los cirqueros se llevan 100, los otros se llevan el doble. Las televisiones, los patrocinadores... Si volviera a nacer, repetiría toda mi carrera gratis. Hace 50 años, jugaban por la comida. El fútbol existía sin la prensa.
P. ¿Sus orígenes son italianos?
R. Mi abuela nació en el barco cuando mis bisabuelos viajaban como emigrantes a Argentina.
P. Empezó de mediocentro.
R. Sí, o a la izquierda. Pero luego crecí y seguí creciendo hasta los 21 años [mide 1,94 metros].
P. ¿A qué aspira en el fútbol?
R. Cuanto menos se hable de la defensa, mejor. Cuando las cosas van bien, se habla de los que hacen goles. Si van mal, de los defensas y el portero.
P. ¿Cómo es el futbolista argentino?
R. Para los argentinos, el fútbol es casi lo único. Nos adaptamos a cualquier lugar. Es el espíritu aventurero, que tiene que ver con el momento social del país, en una decadencia preocupante.
P. ¿Con qué frecuencia lee?
R. Como me quedó la deuda de no haber estudiado, leo lo que cae en mis manos. Me gusta Pablo Neruda. Me encantó Confieso que he vivido. También el uruguayo Eduardo Galeano.
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