Osasuna no ceja

En su huída del pozo, Osasuna lleva tres jornadas animando el campeonato. Ayer hizo sonreir al Barça a costa de un Mallorca brillante aunque incapaz de traducir su estética en goles. Los navarros, capaces de ridiculizar al Barça o de empatar en el Bernabéu, frenaron en seco al conjunto de Luis Aragonés, un equipo lanzado hacia la Liga de Campeones. El grupo de Rexach puede soñar con enderezar un año aciago.

Un Osasuna recio y bien armado puso ayer en práctica de forma diáfana y espectacular la teoría futbolística del sufrimiento. Pero no la teoría perdedora, sino la que se supera a sí mismo. Esa pelea hasta la extenuación hecha, además, con criterios futbolísticos suficientes como para ganar el partido. Sufrir, sí, pero conjugando el verbo vencer, que es algo que Lotina ha sabido imbuir en sus jugadores. Y por ahí le venció a un Mallorca enorme, a un Mallorca que en muchos ratos, cierto, jugó al pim-pam.pum con Osasuna.

El partido lo quiso trabar Luis Aragonés desde el principio; quizá, buscando una contra afortunada. Así comenzó un fútbol rácano, en el que las dos defensas se acercaban hasta convertir el juego en algo claustrofóbico. Y, entre que Gancedo y Álex empezaron dormidos y el Mallorca parecía no tener demasiado interés, la primera parte se fue en algunos saques de esquina, alguna contra y poco más.

La segunda parte comenzó con más de lo mismo. El barullo en el centro del campo resultaba espectacular hasta que se escapó Rosado y Burgos le hizo un penalti. Naturalmente, el propio Iván Rosado se lo tiró a las manos al portero para congoja de la afición y refuerzo de la estadística de que los máximos castigos son algo gafado para el equipo de Miguel Ángel Lotina.

Y entonces apareció Armentano para colocar suavemente un balón por la derecha a Miki. Por poco no reventó El Sadar. El gol, sin embargo, resucitó a un Mallorca un tanto contemplativo hasta ese momento y que se lanzó a un ataque desaforado contra el portal de Nuno. Con la incorporación de Carlos, el equipo de Luis Aragonés pudo empatar en varias ocasiones. Pero Osasuna no se descompuso en su función de frontón para reengancharse a Primera y animar la pelea por Europa.