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Balaídos, estadio maldito

El Real Madrid lleva cuatro temporadas sin puntuar ante el Celta en Vigo

El Madrid visita un estadio maldito, en el que no ha logrado sumar un solo punto en las últimas cuatro temporadas. Al reláx de final de Liga y al peso de La Liga de Campeones como factores inquietantes, debe añadir el Real la necesidad de torcer una tradición que le ha supuesto 12 goles en contra y cuatro derrotas desde 1997. El Celta es, además, el único equipo que mejora sus registros en lo que va de segunda vuelta, en la que ha batido sus más históricas rachas de victorias y jornadas sin perder de forma consecutiva. Pero ese Celta deslumbrante de los últimos tres meses no tiene ni mucho menos asegurada su presencia en la UEFA, que es junto a la Copa la meta del club de Balaídos para lo que resta de temporada. Acuciado a sus espaldas por un buen puñado de aspirantes, la gran remontada celeste puede ser en vano si afloja el pulso en los últimos partidos de Liga.

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Los últimos logros del Celta consisten en un empate muy desagradable para el Barcelona conseguido en el estreno de Carles Rexach y una victoria en el derby gallego frente al Deportivo. Antes ocurrió un desastre de expulsiones y goles delirantes en El Sardinero, que puso fin a las cinco victorias consecutivas que rescataron al equipo de la lucha por evitar el descenso. Ha dicho el entrenador, Víctor Fernández, que prefiere que el Madrid no reserve jugadores, desconfiado por el mayor empeño que puedan oponer quienes gozan de más escasas oportunidades. Él no podrá contar con Karpin y tiene muchas dudas sobre la posibilidades de Velasco y el central Berizzo, uno de los pilares sobre los que el Celta ha rehabilitado su imagen en lo que va de año.

Menos vistoso

El Celta que ahora repunta es un equipo menos vistoso que el de las últimas temporadas, aunque no le falta la brillantez de dos futbolistas enamorados de la pelota como Mostovoi y Gustavo López.

Exhibe el grupo mayor oficio y la capacidad para resolver en el área que tanto echó de menos en los últimos tiempos. Por ahí destaca la aportación de Catanha, que contrapone su excepcional pegada a su deficiente manejo del balón, al que trata como a un objeto galáctico.

Los últimos días los ha gastado el Celta entre contrataciones menores y rumores sobre la venta de futbolistas, singularmente López, al que su desequilibrante papel en la banda izquierda ha terminado por suponerle la titularidad en la selección argentina y un puñado de equipos interesados en su fichaje. "Después de la temporada es el presidente el que va a tener la palabra", replicó el jugador, para alimentar los peores presagios en una afición castigada por las fugas de sus jugadores más brillantes.

Tres de ellos, tres futbolistas que ya forman parte de los mejores años de la historia del Celta, regresan esta noche a Balaídos en las filas del Real Madrid, pero cada uno de ellos representa algo muy distinto para la hinchada. Celades llega en medio de la indiferencia, Makelele pisa un estadio que evolucionó de la admiración al enojo y el vigués Míchel Salgado, santo y seña de la cantera céltica, juega por primera vez como visitante ante una gente que aún no se ha acostumbrado a verle de blanco.

Alineación probable: Caballero; Velasco, Cáceres, Djorovic, Juanfran; Vagner, Giovanella; Edu, Mostovoi, Gustavo López; y Catanha.

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