Bush ordena controlar el gasto de energía para evitar problemas en California

El presidente George Bush ordenó ayer a todos los organismos federales, los que dependen de la administración central, que pongan con carácter de urgencia en marcha planes para ahorrar energía. La medida pretende contrarrestar la inevitable crisis que se prepara para este verano en California, donde se auguran hasta 30 días de apagones en plena canícula. En total, los ahorros afectan a unas 500.000 instalaciones en todo el país.

La crisis energética californiana va directa a las primeras páginas de los periódicos y los lugares estelares en los informativos de televisión, con sus efectos sobre la sanidad y el orden público, además de sobre los responsables políticos. La nueva administración republicana llegó en enero a Washington haciendo oídos sordos a una situación que viene del pasado verano y esta misma semana el vicepresidente Dick Cheney, procedente del sector energético, produjo sobresaltos al manifestar que "no es la austeridad, sino la eficiencia" la receta para resolver el problema energético, en California y en el resto del país. Conservar energía no entraba el lunes en la agenda de la Administración.

Bush dio ayer un giro estratégico de 180 grados. "Creo que el ahorrar tiene que ser parte de una política energética razonable", dijo el presidente, sin desautorizar del todo a su segundo. "Lo que el vicepresidente indicó es que no podemos lograr la independencia energética con el ahorro. Tenemos que conservar, pero también buscar nuevas fuentes de energía".

Las medidas de choque establecen fijar los termostatos de los edificios públicos en 26 grados centígrados, apagar las luces de las dependencias que no se estén usando, detener las escaleras automáticas y algunos ascensores cuando haya amenaza de apagones o desconectar los aparatos que dan agua fría en las oficinas. Uno de los objetivos prioritarios es demostrar preocupación ante lo que ocurre y va a ocurrir en California a los ojos de un ciudadano que estima que la actual Administración prefiere mirar para otro lado.

El apoyo de la Marina

The New York Times indicaba ayer que, además de la orden oficial de ahorro, Washington está analizando medidas de impacto propagandístico como pasar a la red eléctrica la energía de un submarino nuclear o poner en marcha los generadores de los barcos de la Marina en los puertos de la bahía de San Francisco.

Las instalaciones federales en California consumen en torno al 2% de la energía de aquel Estado, la mitad de la cual corresponde a dependencias y centros militares. Estos organismos, según el subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, van a recortar un 10% el consumo energético, por lo que difícilmente van a contribuir de forma decisiva a evitar la crisis.

El anuncio presidencial suscitó críticas y al presidente se le hizo notar la contradicción existente entre su aparente conversión al ahorro energético y la imposición de recortes presupuestarios que se han llevado por delante programas para el estudio de reducciones en el consumo de energía en los edificios federales mediante nuevas tecnologías.