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FÚTBOL | Juveniles llamados a ser estrellas
Columna
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Línea medular

Son el resultado de un siglo de evolución. Representan la verdadera línea medular; es decir, la médula espinal. Desde sus posiciones respectivas de medio centro, media punta y delantero pueden ser el eje de simetría de cualquier equipo imaginario. O, mejor dicho, del equipo soñado. Sin duda exhiben estilos diferentes, pero tienen el punto común de la excelencia.

Así, de Andrés Iniesta dijo un día Guardiola: 'Hoy he visto a un futbolista que sabe interpretar este juego mejor que yo'. Para aquel crío el fútbol era materia transparente: entornaba los ojos, enfocaba el campo con su objetivo de gran angular y un segundo después le había hecho una radiografía. Era, en fin, un maestro de la síntesis; sabía reducir el jeroglífico de la maniobra a un simple efecto óptico.

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Entre líneas, su colega y amigo Diego León se mueve como el genio de la lámpara. Cuando alguien frota el balón, él aparece por sorpresa y entonces la cancha se convierte en un territorio imprevisible. Su repertorio incluye todos los recursos conocidos, llámense toques, frenos o recortes, pero además maneja sus propias fórmulas originales: es tan capaz de inventarse la volea boomerang como un imposible control con retruque. Si algo queda por inventar está en su cabeza. Y casualmente se llama Diego.

En vanguardia, Fernando Torres ha resucitado a Van Basten. Tiene la misma figura elegante y alargada, y una elasticidad animal con dos visiones diferentes: un galope de antílope que le hace llegar a todos los balones y una zarpa de leopardo que le permite transformarlos en gol. Si los deportistas pudieran ser diseñados por ordenador, Fernando sería un bólido de goma ajustado en el túnel de viento.

El Tercer Milenio ya está aquí. Pasen y véanlo.

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