'Un entrenador debe mentir mucho'
Uno puede ser de un equipo por las más variopintas razones, pero la de Amedeo Carboni se lleva la palma: se hizo del Milan porque el heladero de su pueblo natal, Arezzo (en La Toscana), le ponía un helado 'más gordo' cuando el pequeño Amedeo le aseguraba que él también era rossonero. Y lo ha seguido siendo todos estos años, ahora ya con 36, a pesar de haber jugado en el Sampdoria, el Roma y el Valencia, con el que el miércoles disputará la ida de las semifinales de la Liga de Campeones ante el Leeds en Elland Road. Carboni aprovecha su ascendiente en el vestuario para arengar a los jóvenes contra el divismo mientras advierte de que el Leeds no le gusta ni un pelo por ser cuña de la misma madera valencianista: un equipo muy organizado.
Pregunta. A sus 36 años, ¿cómo le aguantó el sprint a Henry, del Arsenal?
Respuesta. Por experiencia: él tiene una pierna de 1,60 metros, un poquito más larga que la mía, pero yo fui más listo. Sigo entre los tres o cuatro más rápidos del equipo. En los 30 metros siempre he sido velocísimo.
P. ¿Debe cuidarse mucho?
R. Como de todo: Coca-Cola, chocolate... La droga no me gusta y tampoco fumo. Ya no tengo la ansiedad de jugar bien o mal porque un día entre semana haya comido demasiado o salido una noche hasta las tres de la madrugada. Conozco muy bien mi cuerpo.
P. ¿Es un defensa muy duro?
R. Soy italiano y defensa, pero en la Liga sólo me expulsaron una vez por dar una patada. Siempre juego con tacos de goma desde que, en 1992, me rompí el ligamento de la rodilla al clavárseme los de aluminio en la tierra.
P. ¿Qué delanteros le sacan de quicio?
R. Los de menos nombre. Cuando juego contra alguien importante, estoy muy concentrado. No soy una megaestrella, pero estoy convencido de mi calidad. A mí los que más me han gustado han sido Van Basten y Careca. Aquí, Morientes.
P. ¿Cree sinceramente que Carew puede progresar mucho?
R. El club tiene la obligación de traer a un entrenador, si se va Cúper, que le enseñe cosas a Carew. Tiene 21 años. Si piensas que Carew es el más rápido del grupo y mide 1,95... Alguien con una potencia así tiene que disfrutar: ahora está un poquito torpe y necesita que le dediquen un tiempo.
P. ¿No es demasiado tímido Aimar para ser una estrella?
R. Tampoco Zidane cuando llegó a Italia hablaba con nadie. El técnico debe quedarse más tiempo con los jugadores muy jóvenes.
P. ¿No lo hace Cúper?
R. Ahora tampoco hay tiempo: jugamos cada tres días. A lo mejor el segundo técnico podría hacerlo.
P. ¿Usted ha sido el segundo mejor lateral izquierdo de Italia?
R. Sí, hasta que llegué aquí fui suplente de Maldini. He sido 18 veces internacional, pero quien juega fuera de Italia no vuelve a ser convocado. Tampoco lo ha sido Zola. Soy más fuerte que los que están, pero...
P. Algunos de sus compañeros dicen que usted es el alma del Valencia. ¿Qué significa eso?
R. Soy de bastante cachondeo, de personalidad fuerte. Siempre hay momentos malos en que uno, sobre todo si es joven, agacha la cabeza y hay alguien que intenta levantar el ánimo. Soy un tipo disponible, eso sí.
P. ¿Habla mucho con los jóvenes?
R. Es que me veo en ellos. Y no quiero que cometan el error de sentirse chulos ahora que todos les piden autógrafos. Que sepan que, cuando acabe el fútbol, de ocho amigos que tengan les quedarán dos.
P. ¿Es insensible y duro Cúper con los jugadores?
R. No es verdad. Es una persona muy tímida. No es duro. Aquí no habéis visto un entrenador duro. Ranieri era mucho más duro en el aspecto físico, por ejemplo. Yo tengo fama de leñero y no lo soy.
P. ¿Por qué saca Cúper tanto rendimiento de sus equipos?
R. Porque sabe amalgamar el grupo. Yo necesito a Carew y él me necesita a mí. Y también es fundamental la inteligencia del jugador para no ser egoísta.
P. ¿Quiere ser entrenador?
R. No. No me gusta porque un entrenador tiene que mentir mucho. Casi nunca puede decir la verdad. No se lo valorarían. Por ejemplo, si yo me llevara mal con Cúper, no lo podría decir, cuando es algo normal en un grupo de 30 personas.
P. Se le nota feliz en el campo.
R. Un montón. Me encanta la adrenalina, la responsabilidad de antes y después de un partido. Mis mejores recuerdos de un encuentro son cuando he llorado, cuando uno ha dado el alma en el campo y ha perdido. Con el Roma perdí en la prórroga una semifinal de la Copa de la UEFA ante el Slavia de Praga: nunca vi a tanta gente llorando, 80.000 personas en el estadio Olímpico.
P. Otro gran momento es la final de París del año pasado. Usted no jugó por sanción.
R. Ése ha sido mi mejor recuerdo en el Valencia: me di cuenta de lo que me quiere la gente.
P. ¿Es el Madrid el mejor equipo de Europa?
R. Lo está demostrando. Pero, si tuviera que apostar, lo haría por el Bayern. Está muy fuerte.
P. Cuando llegó al Valencia, con 32 años, se pensó que venía ya jubilado.
R. Es normal que pensaran que venía a robar. Pero, en mi familia, el respeto al trabajo es fundamental. Vengo de una familia normal y, siendo futbolista, te cambia totalmente la vida.P. Pasa a ser un privilegiado.
R. Sí, pero tienes que ganártelo. Sólo puedes engañar un año o dos.
P. ¿Y quién le ha engañado?
R. Me fui del Roma porque tuve una mala relación con el presidente [Franco Sensi]. Yo era el capitán, el único en la selección, y me echaron. Tuvo que ver Carlos Bianchi porque el presidente me preguntó qué pensaba del equipo y le respondí: 'Peor que el año pasado'. No llegamos ni a la Copa de la UEFA. Le dije la verdad.
P. ¿Recomendó a Farinós al Calcio?
R. Yo era el único que hablaba italiano y tenía que ver el contrato (risas). Él tenía que aprovechar esto. Si un día vuelve a España, será mucho más fuerte.
P. ¿Por qué los españoles no triunfan en Italia?
R. Porque aquí el fútbol se vive con alegría. La presión italiana es mala: los periodistas buscan algo de tu vida privada que puede influir en tu rendimiento. No se pierde un partido porque te hayan visto a las tres de la madrugada. Los clubes han salido a bolsa y ahora, en Italia, ganar es cuestión de vida o muerte. Aquí, en cambio, te dicen: 'Gana porque vas a hacer feliz a una ciudad'. Y me encanta esa responsabilidad.
P. ¿Por qué se ha integrado tan bien en Valencia?
R. Quiero disfrutar de la ciudad. Hoy tengo una paella en casa, me voy con la nena al Palau con la bicicleta, iré a comprar unos regalos..., como una persona normal con media jornada libre. Entiendo que a mis compañeros no les guste salir porque la gente les molesta, pero a mí me dicen 'ciao, Amadeo'. Están acostumbrados.
R. ¿Cómo es que empezó en el fútbol si sus padres son ganaderos?
R. Mi padre, de fútbol, nada de nada. Tenemos una granja grande, con toros de 1.500 kilos. Empezó mi hermano mayor y le seguimos.
P. ¿Tuvo otras vocaciones?
R. Quería ser pescador de río. He participado en alguna competición y hasta los 16 años lo sabía todo del río Arno, de Florencia.
P. ¿Comparte el gusto toscano por el arte?
R. Por influencia de mi mujer, somos anticuarios. Hemos tenido muebles de 1700.
P. Estuvo en la presentación del libro de Eduardo Zaplana (PP), el presidente de la Comunidad Valenciana. ¿Está próximo a él ideológicamente?
R. Me gusta mucho la política. Por eso prefiero los periódicos de información general. Coincido en muchas cosas con Zaplana. El 13 de mayo son las elecciones en Italia y me disgusta que haya gente que ha robado, ha sido condenada y sigue en la política.
P. Como buen italiano, le apasionan los Ferraris, claro.
R. Es como un valenciano que no sabe hacer paellas. Si un italiano se lo puede permitir, tiene un Ferrari. Ahora tengo un cuatro plazas para llevar a las niñas.
P. ¿Y cómo es que sigue sin teléfono móvil?
R. Para mi trabajo no es fundamental. O estoy concentrado o en casa o en la ciudad. Es muy fácil localizarme.
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