Unió y Convergència aseguran, en la firma del pacto de federación, que sobrevivirán tras las elecciones
Las cúpulas en pleno de Unió Democràtica (UDC) y Convergència Democràtica (CDC) aparcaron ayer por unas horas sus históricas rencillas políticas y oficializaron públicamente su compromiso de constituir una federación de partidos que dé continuidad a la coalición que ha gobernado en Cataluña durante más de 20 años.
Los dirigentes de ambas formaciones, Jordi Pujol, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida, se esforzaron ayer, en el acto de firma del nuevo protocolo de relaciones de CiU, en ofrecer un mensaje de confianza a su militancia y al electorado sobre el futuro de estas siglas políticas más allá, dijeron, de contiendas electorales. Empeño que no convenció al bloque de partidos de la izquierda catalana que, al unísono, auguraron un fracaso de la coalición y calificaron este pacto como 'el último intento de sus dirigentes de salvar sus muebles', según manifestó el primer secretario del PSC, José Montilla. Tan sólo Alberto Fernández Díaz, presidente del PP catalán y el más fiel aliado parlamentario de los nacionalistas de CiU, otorgó confianza a esta nueva etapa de la coalición.
No era día de reproches mutuos ni momento para recordar que este nuevo pacto surgió por exigencia de Unió tras una de las más graves crisis que ha sufrido CiU después de que el presidente de la Generalitat decidiera nombrar a Artur Mas conseller en cap de su Gabinete.
Los tres dirigentes destacaron la trascendencia política del acto y la voluntad de 'permanencia y futuro' de Convergència i Unió. Pero no hubo ninguna referencia al papel que desempeñará cada uno de ellos en la nueva federación, tan sólo una confesión de Pujol. El presidente reconoció que no habría anunciado su renuncia a optar a otro mandato presidencial si ambos partidos no hubieran alcanzado este pacto.
El optimismo que desprendían las direcciones de UDC y CDC no era, ni mucho menos, compartido por la oposición. El socialista José Montilla declaró que esta federación no pondrá fin a la 'división interna' entre los dos partidos ni a los 'enfrentamientos'. 'Estas discrepancias no se solucionan con fotos, ni con paellas, ni con fórmulas jurídicas nuevas'. Similar reflexión hizo Joan Ridao, portavoz de Esquerra Republicana, que calificó el pacto de 'operación cosmética' y pronosticó el 'fracaso político'. Joan Saura, de Iniciativa per Catalunya, aseguró que la victoria de la izquierda en las próximas autonómicas provocará una 'conmoción interna' en CiU.

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