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Columna
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Normalidad

El próximo sábado, a las 12.00, en el cubo grande del hermoso Kursaal de San Sebastián, ¡Basta ya! ha convocado un acto electoral. Un acto alegre, me dicen. Un acto de esperanza, porque ambicionan recuperar la paz, la libertad y la convivencia.

Y es que de lo que se trata es de convivir; de conseguir un País Vasco abierto en el que quepan todos. Arzalluz, tan crispado como siempre, anda diciendo que si gana el PP será como si ganara la dictadura franquista y que PP-PSOE quieren acabar con los nacionalistas. Cuánta charlatanería sin enjundia: son palabras mentirosas, palabras como piedras que caen sobre las cabezas de los vascos y hacen heridas. Se ha abusado demasiado tiempo de estas palabras muertas y mortíferas, cuya vaciedad es evidente si las contrastamos con la realidad. Porque la única dictadura real que hay en el País Vasco es la del terror; y los únicos que quieren acabar con los demás son los etarras.

El tema vasco parece fomentar la frase enfática, la declaración insensata pero revestida de solemnidad. Pero en cuanto que analizas esas palabras rimbombantes, adviertes que son paparruchadas. Como lo de decir: 'Sin el PNV en el Gobierno, el País Vasco sólo puede empeorar'. ¿Por qué? ¿En qué se basan para sostener semejante cosa? En primer lugar, toda democracia exige la posibilidad real de alternancia: si no, no es una democracia. Por otra parte, conocemos lo que ha sido del País Vasco con este PNV: y no cabe duda de que ha ido a peor y de que ha habido un aumento de la violencia y del envenenamiento racista entre los jóvenes. ¿Por qué no probar, pues, con un gobierno no nacionalista? Además, el PNV lleva demasiado tiempo en el poder. Que se vaya un ratito a la oposición, como se fue el PSOE en las generales. Un tránsito que, por cierto, les vino muy bien a los socialistas: Zapatero está limpiando el patio de dinosaurios. Estoy convencida de que ocurriría lo mismo con el PNV: les convendría bajarse de la poltrona y renovarse. Y después, cuando se lo vuelvan a ganar, que regresen al Gobierno. Así son las democracias. Así es la normalidad. Así es la vida. ¿No querían soluciones políticas para el País Vasco? Pues las urnas son, precisamente, la mejor medida política.

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