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El agua, posible punto de acercamiento entre Bolivia y Chile

El agua que los distanció puede convertirse en un futuro cercano en el factor que reúna a Bolivia y Chile, que han vivido de espaldas el siglo pasado, si fructifican las negociaciones que de forma discreta llevan adelante las dos naciones. Los presidentes de Bolivia, Hugo Banzer, y de Chile, Ricardo Lagos, han utilizado el marco de la Cumbre de las Américas para una nueva reunión informal en la que puedan sentar las bases de un acercamiento que culmine en la reanudación de relaciones diplomáticas, pero que sea el cabal reflejo de la natural complementación económica y social de dos naciones con familias, cultura e historia comunes.

La cancillería de La Paz informó el pasado fin de semana de que la reunión en Canadá se efectuó en un clima de cordialidad y, durante la misma, se consideraron asuntos económicos y otros relacionados con el agua. Chile tiene mar; Bolivia, no. Bolivia tiene aguas dulces y geotermales en la cordillera; Chile, no. La venta de agua boliviana para el desértico norte chileno puede convertirse en el punto de partida de una mayor relación comercial, porque, aunque se ha dado desde 1985 -cuando Víctor Paz Estenssoro recurrió al "enfoque fresco" para las relaciones comerciales-, la balanza comercial ha tenido siempre saldos favorables para Chile, destacaron ex diplomáticos bolivianos que viven su retiro en Cochabamba.

"El agua puede ser una importante fuente de ingresos en el intercambio comercial. Entregar agua a empresas mineras chilenas o grandes empresas internacionales de la minería puede ser muy positivo para Bolivia", en criterio del diputado chileno Joaquín Palma durante su última visita a esta ciudad del centro boliviano, a comienzos del año. Las autoridades de los dos países están convencidas de que pueden solucionarse todos los problemas históricos -como Chile alude a la demanda marítima boliviana- con nuevas fórmulas ingeniosas, creativas e inteligentes.

La Armada boliviana, que entregó al presidente Banzer un documento que resume su estrategia para retornar al mar, está inmersa en la misma línea: fórmulas creativas e inteligentes; eso sí, de acceder a la costa ha de ser también con mar territorial y derechos económicos exclusivos, como cualquier otro país de vocación marítima, según un alto jefe de esa fuerza.

"Si somos capaces de encontrar una fórmula distinta de lo que se ha planteado hasta ahora, o alguna que se haya planteado, como la oferta que hicieron a sus países Banzer y Pinochet, que era una cosa inteligente, si somos capaces de hacer cosas inteligentes entonces vamos a resolver la parte más dura de los problemas y los demás se van a desvancer como pompas de jabón", dijo el diputado Palma, presidente de la comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara Baja de Chile. Las negociaciones de los Gobiernos de Pinochet y Banzer, de 1975 a 1978, cuando -según expertos chilenos y bolivianos- más cerca se estuvo de encontrar una solución para Bolivia, pesan mucho ahora en las conversaciones que, con reserva y discreción, efectúan las autoridades de las dos naciones para evitar a los llamados sectores "duros" y una nueva desilusión boliviana.

Bolivia y Chile no tienen relaciones diplomáticas desde 1978. Tres años antes, en febrero de 1975, los generales Hugo Banzer y Augusto Pinochet se dieron un abrazo, el "abrazo de Charaña", para marcar la reanudación de relaciones diplomáticas, rotas en 1962 a raíz del inconsulto desvío de las aguas del río Lauca por parte de Chile.

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