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Columna
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Ombligo

'Algunas naciones tienen ombligos, algunas llegan a tenerlos, a algunas otras se los imponen sin ni siquiera buscarlos'. Ernest Gellner, utilizando como metáfora la singular polémica entre evolucionistas y creacionistas en el siglo XIX a propósito de si Adán poseía ombligo, se preguntó en un libro póstumo, de 1995, si a las naciones les ocurre lo mismo. Y él, que se había criado en Praga, recordó el caso del 'presidente-libertador' Tomas Masaryk y su nacionalismo checo liberal y democrático, improbablemente emparentado con la revolución moral que Jan Hus y sus seguidores protestantes emprendieron en el siglo XV. Según Masaryk, la apuesta checa por la independencia, conseguida en 1918, se justificaba porque el viejo imperio de los Habsburgo, del que había formado parte el antiguo reino de Bohemia, no había conseguido liberarse de su autoritarismo y dogmatismo católicos tradicionales. Como apuntaba Gellner, las naciones que poseen ombligos genuinos son una minoría, pero eso importa poco, 'pues lo que importa es la necesidad de ombligos que ha generado la modernidad'. La fundación del Reino de Valencia, en 1238, pero sobre todo su liquidación, en 1707, tras la derrota de Almansa que el miércoles, 25 de abril, se conmemora, es un ombligo histórico bastante sólido para los valencianos, cuyo sentido resulta sensiblemente diferente al de Masaryk. Tal como lo expresó Ernest Lluch, lo 'austro-húngaro' significa para nosotros 'una situación de heterogeneidad nacional dentro de una comunidad política' frente al españolismo centralista y al independentismo. Lluch añadía, con razón, que el Estado de las autonomías ha vuelto sobre ese modelo: 'Se olvida que el actual Borbón firmó y juró una Constitución en 1978 más parecida a lo que vertebró la España de los Austrias que a lo de sus antepasados de Felipe V a Alfonso XIII'. Como vemos, la búsqueda de ombligos nacionales es compleja. Sin embargo, para los checos y para los valencianos, la operación surge de una misma tendencia, por desgracia no generalizable a todos los nacionalismos: la de 'un estilo de hacer política democrático e igualitarista'. Y eso es lo importante.

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