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GENTE

ESPÍAS EN LA 'KOMUNALKA'

Ahora que tienen a uno de los suyos en el Kremlin, ya podían los espías rusos aumentar su presupuesto y evitar conflictos como el que se suscita en una komunalka (piso colectivo) del centro de Moscú. Según el diario Noviye Izvestia, la vivienda -utilizada por varias familias, que comparten servicios como la cocina y el cuarto de baño- cuenta con un inquilino muy especial: el Servicio Federal de Seguridad (FSB), heredero del KGB soviético en el que Vladímir Putin alcanzó el grado de teniente coronel. La más veterana de la komunalka ha explicado a sus convecinos que, ya en tiempos de la URSS, una de las habitaciones era utilizada por el KGB y que sus agentes incluso organizaban alguna que otra orgía. Parece que ahora no llegan a tanto, pero los actuales ocupantes temen dejar solos a sus hijos por la presencia de gente desconocida que, para colmo, no quiere contribuir a sufragar los gastos colectivos. Lo más que han conseguido los vecinos con su protesta es que se retire el 'material de trabajo' de los espías, aunque, como era de esperar, no se sabe en qué consistía. La ventana de la habitación del FSB da a la plaza de Arbat, donde se encuentra el Ministerio de Defensa y el gigantesco y lujoso restaurante Praga. Por esa zona pasa a diario el presidente Putin, ya que está en la llamada 'ruta gubernamental', que conduce desde su residencia hasta el Kremlin. Todo el mundo sabe cuándo ocurre, ya que en esas ocasiones se corta la circulación en ambos sentidos para que su comitiva, de 14 vehículos, pase a toda velocidad, ya que se ha determinado que, a 140 kilómetros por hora, los francotiradores no tienen tiempo de afinar la puntería.-

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