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Entrevista:BEÑAT ACHIARY | CANTANTE VASCOFRANCÉS

'La fusión puede salvar del olvido a la música tradicional vasca'

Virgin acaba de elevar a Beñat Achiary (Donapaleu, 1947) a la categoría de clásico. Al menos, eso puede deducirse de la inclusión de su último disco, Voces vascas. Euskal kantak, en la colección Classics de la citada compañía multinacional. El legado de Bach, Debussy o Händel comparte ahí catálogo con los cantos suletinos y del valle de Zuberoa, las piezas de José María Iparragirre, distintos poemas y las composiciones propias plasmadas por el cantante vascofrancés junto al coro Ama-Lur y el guitarrista Joël Merah. La grabación se realizó en la ermita Aski-Zu de Getaria y constituye el tercer disco que edita Achiary en el último año. Con él son ya más de 20 los que, en 15 años, ha puesto en circulación un artista que, como miembro de la asociación Herri Soinulariak, ha impulsado tres festivales en el País Vasco francés.

Pregunta. ¿Qué le parece su nuevo disco?

Respuesta. Estoy satisfecho porque todo tiene sentido, empezando por el sitio en que se grabó. Escogí la ermita de Aski-Zu porque no hay buena acústica si el sitio no tiene alma. También la selección de personas con las que lo grabé. Por ejemplo, Silvio Soave, el técnico, sabía que graba todo en directo. Y en este disco era imprescindible tener esa frescura del directo porque yo canto canciones de mi tierra, del monte, de Zuberoa, que son, como diría un andaluz, jondas.

P. ¿Y qué ha guiado la selección del repertorio?

R. Simplemente se trata de establecer un diálogo. Por ejemplo, Haltzak ez du bihotzic la canto como suele hacerse en el monte de Zuberoa, luego responde el coro con un arreglo más contemporáneo y termino de nuevo con la copla tradicional. Hay muchas canciones enfocadas al amor, a la infancia y a nuestra capacidad de renacer a nuestro sentimiento trágico, que aparece en los poemas Gernika o Aralarren.

P. Recuerda el bombardeo de Gernika. ¿Considera que aún hay gente sin conciencia de su gravedad?

R. Ese poema de Bernard Manciet, como el Poeta en Nueva York de Lorca, lo entiendo como una interrogación de los valores de nuestro siglo ante lo que sucedió en Gernika. Es muy oportuno y tiene una gran fuerza poética.

P. Siempre le ha gustado prestar su voz a los poetas.

R. Sí, es mi alimento esencial. Consustancial, diría yo. Siempre me nutro de poesía, la devoro. Pero soy demasiado romántico para escribir poesía, aunque pienso que mi cantar quizá tenga algo de poético.

P. ¿Se equivoca quien piense que, con piezas como Cançó de picat, en Euskal kantak va más allá de la música vasca?

R. No. Ésa es una canción de Mallorca que oí en discos muy viejos de María del Mar Bonet, pero me gustó y la transformé mediante mi propia manera de vivirla. Igual que con la poesía, me alimento de otras músicas para que se vuelvan carne de mi carne.

P. ¿Cree que la música tradicional vasca corre el riesgo de caer en el olvido?

R. Creo que la visión de nuestra tradición está alterada. Y este es un peligro muy grande para nuestra tierra: la alteración de la tradición vista como una huella creativa. Otro peligro es estar en nuestro mundo reducido, sin conocer otras músicas ni nutrirnos de ellas y de los creadores que hay por ahí.

P. ¿Su fusión con otras músicas puede ser su salvación?

R. Sí. No hay que ponerse obstáculos. Por ejemplo, del rap me gusta el movimiento de la poesía improvisada en las calles de Nueva York y otras cosas de la cultura afroamericana. Si puedo ir allí y conocer a esta gente, lo hago.

P. ¿Qué proyectos tiene?

R. El más inmediato es grabar el Poeta en Nueva York, de Lorca.

Beñat Achiary.
Beñat Achiary.

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