CARTA ABIERTA A LA COMUNIDAD AJEDRECÍSTICA GLOBAL
En tanto que 12º, 13º y 14º campeones del mundo suscribimos este comunicado conjunto para manifestar nuestro desacuerdo con las recientes declaraciones y decisiones unilaterales de la FIDE. Nos preocupa de forma especial la política FIDE en cuanto a los cambios que piensa introducir en los controles de tiempo, su tratamiento de la historia del Campeonato Mundial y su franca hostilidad hacia los organizadores de los torneos tradicionales.
Los jugadores de ajedrez no han tenido voz ni voto en estos asuntos, y nosotros, que representamos sus intereses al más alto nivel, hemos asumido la necesidad de dejar a un lado nuestras diferencias para defender públicamente nuestro juego, que tantas alegrías nos ha proporcionado. Muchos jugadores y federaciones europeas de ajedrez se han mostrado críticos con las recientes acciones de la FIDE y por nuestra parte esperamos contribuir a estas protestas con nuestra opinión unánime.
No puede jugarse con las honorables tradiciones y reglas del ajedrez clásico y cualquier cambio que pretenda introducirse sólo debería hacerse una vez que los planes son cuidadosamente estudiados y debatidos en un foro público. El recorte drástico del tiempo de reflexión durante una partida es un ataque simultáneo a los jugadores y a los elementos artísticos y científicos del propio ajedrez. Implementar tales reglas sin un adecuado período de reflexión, debate y examen de las experiencias, es temerario y arrogante.
Más preocupante aún es la conducta de la FIDE acerca del prestigio y tradición del Campeonato Mundial de Ajedrez. La declaración de la FIDE, en Teherán, pretendiendo ser poseedora de un título creado mucho antes que la FIDE y podríamos decir también que seguramente seguirá existiendo mucho después de que ésta desaparezca. Un siglo de tradición no puede ignorarse así como así, afirmando simplemente que las cosas son así. La verdadera tradición perdura en nosotros y en la mente y la memoria de millones de entusiastas del ajedrez de todo el mundo. Es totalmente inaceptable que la FIDE pretenda ejercer derechos sobre el Campeonato Mundial de Ajedrez, al tiempo que pretende destruir las estructuras sobre las que se ha basado la tradición.
Tampoco los torneos clásicos, que han dado tanto al ajedrez, están a cubierto de la FIDE. Su amenaza de programar torneos que coincidan con los tradicionales no puede considerarse otra cosa que un ataque a los organizadores, jugadores y aficionados de torneos tales como Linares, Dortmund y Wijk aan Zee.
El ajedrez no es propiedad de la FIDE, como para que pueda permitirse jugar con él como si se tratara de un juguete. El juego pertenece a la comunidad ajedrecística global.
A juzgar por las declaraciones de la FIDE, se dice que tales nefastas medidas se han adoptado en una tentativa para popularizar el deporte del ajedrez. Éste sería un admirable objetivo, pero que no es posible alcanzar acabando con aquello que, por encima de todo, ha elevado nuestro juego: hermosas partidas de ajedrez, torneos clásicos del más alto nivel y la lucha por el Campeonato del Mundo.
El mundo del ajedrez depende de que sus líderes aporten una solución razonable y democrática a este insatisfactorio estado de cosas. Proponemos, en consecuencia, un diálogo abierto sobre estos asuntos entre la FIDE, las federaciones nacionales, y los jugadores (tanto profesionales como aficionados). En este diálogo dependemos de la participación de los aficionados, organizadores y patrocinadores, a quienes el ajedrez debe mucho. Nosotros, que hemos dado y recibido tanto del ajedrez, no dudamos en situarnos en primera línea de este frente para proteger el status y legitimidad del juego que amamos.
Anatoli Kárpov, Gari Kaspárov, Vladímir Krámnik
Abril de 2001
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.