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Kaspárov cumple 38 años tras permanecer invicto en sus 38 partidas de 2001

Los sismógrafos de Bakú registraron un pequeño terremoto el 13 de abril de 1963. Gari Kaspárov, cuya vida es un seísmo constante, nació ese mismo día en la capital de Azerbaiyán. El ‘número uno’, ahora ruso, celebra hoy su cumpleaños tras mantenerse invicto en las 38 partidas disputadas desde el 1 de enero: 13 en Wijk aan Zee (Holanda), 10 en Linares y 15 en Cannes (Francia). Pero no todo es felicidad en su vida: destronado por Vladímir Krámnik hace cinco meses, a Kaspárov le falta la fuerza de la corona.

Después de lograr su tercer triunfo consecutivo en los dos mejores torneos del mundo, Wijk aan Zee y Linares (aunque en éste compartió el primer puesto del año 2000 con Krámnik), la agenda de Kaspárov está casi llena para el resto del año: exhibiciones y diversas actividades en Gran Bretaña, Suiza, Alemania, Islas Feroe (Dinamarca), Israel, EEUU y Rusia, además de su habitual concentración veraniega en Croacia. Y dos torneos pendientes de confirmación: Kazajstán (mayo) y Amsterdam (octubre), así como un posible enfrentamiento con la selección española en partidas simultáneas. Continuará escribiendo artículos sobre política internacional para el ‘Wall Street Journal’ y cediendo su nombre para la comercialización de diversos productos, o rodando anuncios publicitarios como el que hizo en febrero para Pepsi, visto por 80 millones de personas durante la retransmisión en directo de la ‘Superbowl’ (final de la Liga de fútbol americano).

Pero, por primera vez desde 1985, cuando se convirtió en el campeón del mundo más joven de la historia, Kaspárov no puede alardear de ese título; ni del oficial (Viswanathan Anand) ni del oficioso (Krámnik). Ciertamente, los presentadores de los actos donde intervenga podrán elevar la voz y gritar con pomposidad: “¡Ante ustedes, el ‘número uno’ indiscutible, Gari Kaspárov!”. Pero él tardará en acostumbrarse a la ausencia de la palabra mágica, campeón, en esa frase. Y nada indica que la situación vaya a cambiar pronto: Krámnik no muestra ningún entusiasmo por disputar un duelo de revancha; la empresa Brain Games, que organizó el duelo de Londres entre ambos, proyecta un Torneo de Candidatos para el primer semestre de 2002, pero antes deberá enfrentarse a la acusación de lavado de dinero, procedente de la mafia rusa, que investiga la policía británica (ver EL PAÍS de ayer). Sin el título, Kaspárov sufre una frustración que intenta disimular a duras penas.

Otro motivo de escozor es la crisis de las empresas ligadas a Internet, que ha afectado al Club Kaspárov y a la Academia Kaspárov, con sedes en Tel Aviv y Jerusalén. Para paliarla, el excampeón disputará el próximo fin de semana un duelo en Londres contra el mecenas británico Terry Chapman (con dos peones de ventaja para éste), quien donará una cantidad no concretada a la academia.

Sea por su arrogancia o por envidia, o por ambas cosas, Kaspárov tiene muy pocos amigos, cada vez menos. Su último conflicto tiene que ver con un reciente comunicado de su apoderado, el estadounidense de origen surafricano Owen Williams, en el que se criticaba a Anand y Krámnik por no haber competido en Linares. El representante del indio, Abraham Kuruvilla, contestó con una carta abierta a Williams, en la que justifica la ausencia de Anand por compromisos ineludibles en India, relacionados con su condición de nuevo campeón del mundo oficial. Kuruvilla se despide con estas frases: “Le agradeceríamos que se abstenga de referencias negativas a mi cliente, dado que son incorrectas y no han sido provocadas”.

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