Nicaragua ve una amenaza en la reactivación del servicio militar obligatorio en Honduras

'Una vez más, la amenaza inminente de una guerra se cierne sobre Centroamérica'. Con estas palabras, el presidente nicaragüense, Arnoldo Alemán, valoraba el lunes la decisión del Congreso Nacional hondureño de reactivar el servicio militar obligatorio en una declaración retransmitida por la televisión local. El reclutamiento forzoso de jóvenes integrantes de las maras (pandillas armadas) fue aprobado por la cámara hondureña el pasado viernes, en pleno enfrentamiento entre Honduras y Nicaragua por la soberanía de las aguas caribeñas comprendidas entre los paralelos 15 y 17.

Los diputados dieron el visto bueno al reclutamiento durante dos años y medio de los pandilleros que sean detenidos en un operativo policial.

La posibilidad de una vuelta a la obligatoriedad de la milicia (declarada voluntaria a mediados de la década de los 90) era uno de los eventuales incumplimientos hondureños de los acuerdos de distensión militar que Nicaragua venía señalando desde principios de año. Desde la firma por Honduras y Colombia del Tratado Ramírez-López, en el que ambos países se reconocían mutuamente la soberanía sobre territorios reclamados por Managua, las relaciones bilaterales son muy tensas. Para evitar un conflicto armado, Nicaragua y Honduras acordaron ante la Organización de Estados Americanos (OEA) congelar el número de tropas y armamento en la misma cantidad que la de septiembre de 1999 y fijaron un plazo de preaviso de 30 días para cualquier maniobra que se planeara hacer cerca de la frontera. La supuesta compra de armas, el aumento de la presencia militar en la zona fronteriza, la reactivación del servicio militar obligatorio y la realización de maniobras militares calificadas por Managua de 'provocativas', son algunos de los hechos que han provocado las protestas nicaragüenses.

Managua decidió, como represalia, gravar con el 35% las importaciones procedentes del vecino país, lo que fue recurrido por Honduras ante la Corte Centroamericana de Justicia. Este órgano de arbitraje regional exigió a Nicaragua volver a liberalizar las importaciones, algo que no ha hecho todavía.

El diferendo territorial sobre 130.000 kilómetros cuadrados de aguas limítrofes que los dos países consideran suyos ha sido sometido a la jurisdicción del Tribunal Internacional de La Haya.

A finales de marzo, la solución pacifica del conflicto parecía al alcance de la mano tras el encuentro mantenido por Alemán con su homólogo hondureño, Carlos Flores, en el que ambos aceptaron informar al Sistema de Integración centroamericano (Sica) sobre la composición y equipo de sus fuerzas armadas, cosa que hicieron días después. En la declaración presidencial conjunta leída tras la reunión se reafirmaba la 'vocación pacifista' y 'el compromiso de no desarrollar una carrera armamentística'.

La decisión del Congreso hondureño ha sido interpretada por Nicaragua como un paso atrás en el proceso de distensión, pero Alemán descartó rotundamente tomar una decisión similar. Otra fuente de los temores nicaragüense es la adquisición por parte de Honduras de once aviones israelíes Super Mystere, armados con misiles tierra aire, en 1998.