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El director del Lliure dimite ante la falta de dinero para el nuevo teatro

El nuevo teatro iba a abrir con Goldoni y Sófocles

'Me veo obligado a dimitir de esta responsabilidad porque no puedo llevarla adelante', aseveró con voz entrecortada Montanyès, que fue nombrado director del Lliure hace justo tres meses. La inauguración del nuevo Lliure estaba prevista para septiembre.

La dimisión abre una crisis de hondas proporciones en el Lliure y arroja sombras sobre su futuro. El presidente de la Fundación Teatre Lliure, Antoni Dalmau, dijo comprender la decisión de Montanyès pues 'el acuerdo entre instituciones se ha visto imposible y sin ese acuerdo no puede abrirse el nuevo teatro'. 'No se ve el dinero por ningún lado. No podemos abrir sin saber si estaremos en condiciones de pagar a las compañías que actúen o el recibo de la luz', ejemplificó; 'sería una irresponsabilidad'. Dalmau anunció una pronta reunión de la junta de la fundación para afrontar la situación. 'Las administraciones decidieron que era bueno que el Lliure tuviera una nueva sede, es su responsabilidad que podamos abrirla; estamos en sus manos', observó. Dalmau apuntó que quizá la clave de la falta de compromiso actual de los poderes públicos con el Lliure es que nadie puede capitalizar políticamente el nuevo teatro.

Parte del sector teatral catalán muestra reticencias ante el nuevo Lliure por el fundado temor de que consuma demasiados recursos públicos en un panorama ya condicionado por la cuantiosa inversión que supone para el Gobierno catalán el funcionamiento del Teatre Nacional de Catalunya.

Generalitat y Ayuntamiento se acusaron mutuamente ayer de la situación. El concejal de Cultura, Ferran Mascarell, culpó a la Generalitat de causar la crisis al eludir sus responsabilidades, informa Belén Ginart.

El Lliure, cuya nueva monumental sede en el Palau de l'Agricultura es fruto de un acuerdo entre Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona, Diputación y Gobierno central, hizo llegar a las administraciones en octubre un proyecto de contrato programa en el que detallaba presupuestos y previsiones económicas para las primeras cuatro temporadas (2001-2004) del nuevo teatro. Para este año, el Lliure esperaba disponer, en ese marco, de 452 millones de aportación pública (de un presupuesto total, sumando ingresos propios, de 650 millones). Para 2002 se preveían 1.123 millones (650 de subvención). La Generalitat anunció unilateralmente la semana pasada que aumentaba un 22 % su ayuda al presupuesto corriente del Lliure hasta los 112 millones, pero sin pronunciarse acerca del contrato programa y recordando que el Gobierno catalán tiene unas prioridades en política teatral (el TNC).Ferran Mascarell culpó ayer a la Generalitat de echar por la borda las negociaciones mantenidas durante meses por las administraciones para consensuar la aportación pública al Palau de l'Agricultura. Mascarell acusó a los responsables de Cultura del Gobierno catalán de 'esconder la cabeza debajo del ala' en lugar de hacer frente a sus responsabilidades y aseguró que el Ayuntamiento tratará de conseguir que la Generalitat cumpla con sus obligaciones. El concejal dijo lamentar la dimisión de Josep Montanyès, aunque aseguró comprenderla, y señaló que el Ayuntamiento mantiene el objetivo de 'abrir el Palau de l'Agricultura con un teatro de calidad'.

El concejal anunció que después de Semana Santa se iniciarán contactos con el Lliure, con las instituciones y con el sector teatral para lograr la mejor salida posible a la crisis. Mascarell mostró su voluntad de que el Palau de l'Agricultura mantenga la función con que fue creado, es decir, convertirse en la nueva sede del Lliure, pero no descartó ninguna alternativa para conseguir que el nuevo teatro se ponga en marcha, incluso al margen del Lliure.

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Mascarell no se atrevió a aventurar una fecha para su inauguración, pero dijo que ésta se hará lo antes posible: 'Si puede ser, en septiembre. Pero si no, en octubre o en enero'.

Asimismo aseguró que tanto el Ayuntamiento como la Diputación se habían comprometido a doblar su aportación al Lliure tras su traslado a Montjuïc y esperaban que la Generalitat y el Ministerio hicieran lo propio.

El director general de Promoción Cultural del Departamento de Cultura, Vicenç Llorca, lamentó ayer la dimisión de Montanyès, aunque la consideró injustificada. Según el departamento, 'no se puede aceptar pasar de un presupuesto de 317,5 millones a otro de 641,8 millones como proponían el Lliure y el Ayuntamiento, con un incremento del 102%'. Llorca afirmó que 'hay que hallar una salida concertada a la situación que tenga en cuenta el conjunto de la oferta teatral en Barcelona y Cataluña', y recordó que el departamento ya mantiene en solitario el TNC, 'que no existía en los orígenes del Lliure', lo que configura 'un nuevo marco'.

La imagen de Montanyès ayer solo en el escenario vacío del viejo Lliure, al borde del llanto, era de gran patetismo. Más aún si se tiene en cuenta que Josep Montanyès es un profesional bregado en la áspera negociación política y que lleva años de sinsabores gestionando la construcción del nuevo Lliure. Es además un hombre dialogante, cuya capacidad de lograr consenso han destacado siempre las administraciones y la mayoría del sector teatral. Muy mal han de estar las cosas para que tire la toalla.

Montanyès fue precisamente el miembro del Lliure elegido para relevar en la dirección del colectivo al menos diplomático Lluís Pasqual, quemado tras su enfrentamiento con Ferran Mascarell por las diferencias de ambos en torno al proyecto de la Ciutat del Teatre (el polo escénico de Montjuïc compuesto por el futuro Lliure, el Mercat de les Flors y el nuevo Institut del Teatre), que Pasqual diseñó por encargo directo del alcalde de Barcelona. Y es el actual responsable de poner en marcha la Ciutat del Teatre (para lo que fue nombrado en octubre gerente del Consorcio de la Ciutat del Teatre), cargo que conserva.

Ayer Montanyès expuso que el programa de la inauguración del nuevo Teatre Lliure, inicialmente prevista para el día 26 de septiembre, ya estaba confeccionado y que consistía en una larga sesión con dos espectáculos a cargo de Lluís Pasqual y un mismo equipo artístico: una refundición de los dos Edipos de Sófocles (Edipo rey y Edipo en Colona) -la producción se estrenará de todas formas en Mérida el 3 de agosto-, y La casa nova, de Goldoni.

El dimisionario director recordó que durante 12 años ha dedicado esfuerzos a hacer posible esta 'aventura' que hoy se trunca -'quiero creer que sólo de momento', dijo-. Montanyés continuó: 'Debe de haber intereses muy importantes que quieren impedir que pueda consolidar el proyecto de Fabià Puigserver'. Y dijo que dimitía 'con un dolor inmenso, con rabia, con impotencia, pero con resignación y sin ruido ni protestas improductivas'.

Imagen tomada ayer del interior de la sala polivalente del nuevo Teatre Lliure, en el Palau de l'Agricultura (Montjuïc).
Imagen tomada ayer del interior de la sala polivalente del nuevo Teatre Lliure, en el Palau de l'Agricultura (Montjuïc).SILVIA T. COLMENERO

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