Un tendero guineano denuncia un ataque racista a su comercio
Mamadu Daillo, ciudadano guineano de 36 años, perdió ayer el trabajo de toda una vida. Su tienda de ropa, situada en la calle de Almansa (distrito de Tetuán), sufrió de madrugada un ataque de tintes racistas que la destruyó casi por completo, según denunció el afectado.
Daillo se despertó sobre las cinco de la madrugada por una llamada de la policía que le alertaba de que su tienda había sido incendiada y de que los agresores habían pintado en la fachada dos cruces gamadas. El Cuerpo Nacional de Policía está investigando los hechos y no descarta que tras el suceso haya un ataque xenófobo ejecutado por un grupo ultra.
Los bomberos acudieron al lugar avisados por una vecina del inmueble que está situado encima del local comercial atacado. 'Estaba durmiendo y escuché como un trueno. Me asomé y vi que abajo había fuego, pero no vi a nadie', afirmó ayer esta vecina, que llamó inmediatamente a los agentes. Los bomberos encontraron la puerta de acceso de la tienda forzada y un trozo de cartón quemado con restos de líquido inflamable. 'La policía me ha dicho que los autores del ataque introdujeron el cartón rociado de gasolina por debajo de la puerta y le prendieron fuego', asegura Mamadu Daillo.
Las llamas, que afectaron sobre todo a la entrada del establecimiento, provocaron que una densa nube de humo se introdujese en su interior. Muchos de los vestidos expuestos, situados cerca de la puerta, se quemaron por completo. Otros, chamuscados o ahumados, han quedado inservibles.
'He perdido unos tres millones de pesetas', se lamentaba un desolado Mamadu Daillo mientras observaba las dos cruces gamadas pintadas con aerosol rojo que, presuntamente, los autores del incendio le han dejado en la fachada. Este inmigrante guineano, que llegó a España hace diez años y está casado con una dominicana, afirmó que nunca había recibido amenazas de ningún tipo ni había visto a nadie sospechoso acercarse a la tienda. 'Aunque si me han elegido para su ataque es porque me tenían vigilado en el barrio', reconoce.
El primer destino de Daillo en España fue Almería, donde trabajó recogiendo fruta. Después se instaló en Madrid, y aquí abrió, hace tres años, una tienda de moda, que normalmente ofrecía a sus clientes ropa importada de EE UU. Ayer sólo quedaban algunos vestidos chamuscados, los maniquíes del escaparate y varios carteles de Nueva York colgados de unas paredes tiznadas de negro por culpa del humo.
La tienda de Daillo es uno de los muchos establecimientos regentados por inmigrantes en Tetuán. En la misma calle de Almansa hay un locutorio que llevan trabajadores ecuatorianos y una tienda de todo a cien cuya dueña es una mujer china. 'Claro que tenemos miedo. Mañana nos puede tocar a nosotros', aseguraron ayer los empleados del locutorio.
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