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Crónica:28º Jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Generoso Villarreal

El Deportivo se aprovecha al contragolpe de la frágil defensa rival

Xosé Hermida

Pocos equipos tan generosos como el Villarreal, siempre dispuesto a jugar el fútbol y reacio a convertir los partidos en una sucesión de carreras y embestidas. Equipos así merecen todos los elogios aunque, en ocasiones como la de ayer, faciliten las cosas a un rival lleno de oficio y recursos como es el Deportivo. Al conjunto de Irureta, que no tuvo una noche demasiado inspirada, le bastó con aprovechar las concesiones del rival, al que tumbó a fuerza de contragolpes. El Villarreal tocó y tocó pero le faltó contundencia en las dos áreas.

Es curioso ver la transformación que sufren los futbolistas cuando se convierten en entrenadores. Víctor Muñoz, el técnico del Villarreal, era un abnegado centrocampista que derrochaba sudor a falta de otras cualidades más relacionadas con el manejo de la pelota. El Víctor entrenador, sin embargo, es lo opuesto al Víctor jugador, y ahí está el Villarreal para demostrarlo: un equipo de porte elegante, abierto, generoso y exquisito en el trato del balón. Impecable en la elaboración del juego, si por algo falla el Villarreal es por su vulnerabilidad defensiva, y más en ocasiones como la de anoche, en la que no disponía de Unai y Quique Álvarez, su habitual pareja de centrales. Ese descosido en su defensa le resultó fatídico, aunque dejó claro su compromiso con un fútbol que siempre agradecen los aficionados.

DEPORTIVO 4|VILLARREAL 2

Deportivo: Molina; Manuel Pablo, César, Naybet, Capdevila; Emerson, Duscher; Víctor (Scaloni m. 73), Djalminha (Valerón m. 76), Fran; y Tristán (Makaay m. 85). Villarreal: López Vallejo; Xavi Roca, Berruet (Tasevski m. 48), Quique Medina, Arruabarrena; Jorge López (Calleja m. 87), Amor, Gracia, Cagna; Víctor y Palermo. Goles: 1-0. M. 18, Djalminha. 2-0. M. 41, Diego Tristán. 2-1. M. 66, Víctor, de penalti. 3-1. M. 84. Diego Tristán. 4-1. M. 90. Makaay. 4-2. M. 92, Gracia. Árbitro: Bueno Grimal. Amonestó a Manuel Pablo, López, Cagna, Duscher, César, Molina, Medina y al técnico del Villarreal, Víctor Muñoz.

Al Deportivo le vino de maravilla la actitud del Villarreal, más pendiente de jugar al fútbol que de tapar al contrario. Ya se sabe que el conjunto de Irureta siente aversión a los rivales que echan el candado, se atrincheran delante de la puerta y le obligan a tomar toda la iniciativa. El Villarreal, por el contrario, fue tan osado que el Deportivo lo liquidó en el primer tiempo del modo más inesperado tratándose de un partido en casa: con dos contragolpes, un aspecto del juego en que el equipo de Irureta suele resultar infalible. En los dos goles, el Deportivo se vio favorecido por la pasividad de los centrales y también por los muchos metros que dejaba a sus espaldas la defensa visitante, siempre presta a irse hacia arriba para tirar el fuera de juego.

Obsequios al margen, los dos goles del Deportivo estuvieron envueltos en magníficos detalles técnicos. En el primero, Djalminha hizo un control prodigioso tras un centro de Fran que parecía más para la cabeza que para el pie. El segundo tuvo el sello inconfundible de Diego Tristán, ese extraño jugador que sólo marca en casa y que tan pronto se volatiliza como irrumpe de golpe en los partidos con alguna acción espléndida e inesperada. En el segundo tanto de anoche, Tristán recibió en la media luna del área, regateó en horizontal a dos defensas y luego sacó uno de esos disparos tan característicos en él: un remate seco desde el borde del área que deja al portero con la sensación de que le han dado un mazazo por la espalda.

Antes de los goles, al Deportivo no le habían faltado ocasiones, aunque más por la fragilidad defensiva de su oponente que por el juego que fue capaz de generar el grupo de Irureta. Pese a encontrarse muy suelto, el Deportivo anduvo un tanto espeso y, como suele ocurrir siempre en vísperas europeas, dio la impresión de jugar con el freno puesto.

Con los dos tantos del Deportivo el choque parecía sentenciado en el descanso y entró en una fase mortecina hasta que, mediada la segunda parte, llegó el penalti transformado por Víctor que volvió a meter a su equipo en el choque. El Deportivo cayó presa del pánico y vivió hasta el final acurrucadito en el área. Hasta que llegó otro contragolpe y Tristán mató la última ilusión del Villarreal.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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