El Pamesa entona el adiós
El grupo de Casimiro cae en Chalon en un pésimo encuentro
El Pamesa Valencia afrontaba ayer en Chalon, una pequeña ciudad francesa que vive volcada con el baloncesto, una prueba de fuego contra su carácter. Y la prueba, por muy importante que era, no la pasó nadie.
No aprobó Nacho Rodilla, quien se supone es el líder de este equipo, el alma que le da estilo al Pamesa. No la aprobó Derrick Alston, que se cargó antes del descanso con tres faltas personales y no fue ni de lejos el jugador decisivo de otros partidos. Y, por supuesto, no la aprobó el banquillo del Pamesa, por mucha bronca que les pegara el presidente del club, Juan Roig, tras el último encuentro de Liga ante el Unicaja. El Pamesa comenzó nervioso y acabó tirándose de los pelos, desquiciado e impotente. Desperdició una ventaja inicial de nueve puntos (12-21) y se fue de Chalon con el rabo entre las piernas, con un marcador ridículo y entre los burlones cantos de la hinchada francesa.
CHALON 66|PAMESA 63
Chalon: Jackson, Owens, Lee, Giffa, Gulgas -cinco inicial-; Hay, Dubiez, Ostrowski, Vespasien. Pamesa: Rodilla, Berni Álvarez, Luengo, Hopkins, Alston -cinco inicial-; Durham, Maluenda, Millera. Árbitros: Brazauskas (Lituania) y Gicoria (Italia). Partido disputado en el polideportivo Maison des sports Chalon ante unos 3.000 espectadores. Partido de vuelta de las semifinales de la Copa Saporta.
La primera batalla de la guerra la perdió Rodilla. El base valenciano no pudo en ningún momento con Jackson. Fue sin duda un duelo de estilos. El juego parsimonioso de Rodilla contra el baloncesto explosivo de Jackson y el escolta Owens.
El conjunto francés planteó el encuentro con una defensa zonal tremendamente presionante. Salían los bases, los aleros y los pivotes en busca del balón. Y el Pamesa, temeroso, lo entregaba con facilidad. Y eso que el conjunto de Luis Casimrio encontró, por primera vez esta temporada, un equipo que presentaba unas estadísticas de tiro exterior tan malas como las del equipo valenciano.
El Pamesa, después de deambular como un fantasma, durante los tres primeros cuartos, estuvo sin embargo a punto de rozar un verdadero milagro en los últimos minutos. En esos momentos, pese a todo, el Pamesa se acordó de todo lo que había tirado a la basura durante muchos minutos. El Pamesa, que se había situado a un solo punto de los franceses a falta de 20 segundos para el final, pagó entonces todo el esfuerzo.
En una acción estúpida, impropia de su experiencia, Alston cometió una falta en ataque cuando su equipo se jugaba el billete para la final de Varsovia. Alston, a pesar de sus excelentes actuaciones en la fases anteriores, demostró lo que muchos críticos le achacaban en su etapa en el Barcelona: no rinde al máximo en los instantes decisivos de las citas europeas. Alston no ayer pudo en ningún momento con Gulyas.
El Pamesa saltó a la pista de Chalon atemorizado y su reacción final tuvo más de disimulo de la vergüenza que de orgullo.
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