Jurado en las Fallas

He dejado pasar unos días para que se calmen los ánimos; ahora desde la serenidad quiero aclarar varias cosas: Comprendo que las desorbitadas rabietas de Manolo Martín son un intento de justificación ante la comisión fallera de Na Jordana a la que había convencido de la originalidad de su falla. No haré caso de los ataques personales, pues son parte del sueldo del jurado. Lo que no puedo permitir son las críticas al Círculo de Bellas Artes de Valencia; entidad que me enorgullece presidir y que tradicionalmente de forma altruista, aporta personalidades del arte para ayudar en la ingrata tarea de calificar las Fallas.

En muchas ocasiones con un jurado formado mayoritariamente por este Círculo y yo mismo se ha concedido el primer premio a esa falla y nadie nos lo ha agradecido ni tenían por qué; pero es un error ahora echarnos la culpa de todo. Como error hubiera sido si Jesús Barrachina nos hubiera culpado en tantas ocasiones en que no se le otorgó el primer premio. La innovación por sí sola no es un valor absoluto si no va acompañada de algo más; cambiar los ninots por pinochos no me parece ningún descubrimiento genial. Aún queriendo, no se podía calificar alto en el apartado modelado; los pinochos no eran precisamente un dechado de esculturas. En cambio, se puntuó alto en ingenio y gracia. En el mundo del arte, estamos hartos de que nos hagan comulgar con ruedas de molino y que con la excusa de lo 'novedoso' se justifique todo.

En sus desafortunadas declaraciones comete un error tras otro: Primero: Cuestiona nuestro talante progresista; pues sepa que para nosotros y sobre todo para mí sólo existe Alfredo Ruiz y a mucha distancia los demás. Este artista posee una exquisita sensibilidad y elegancia y por ahora sólo él tiene la llave de la genialidad y la innovación; con buen gusto y el apoyo de una comisión ejemplar: Quart-Palomar.

Segundo: Comenta despectivamente que pinto a las familias burguesas. El retrato es una mínima parte de mi trabajo, y los proletarios (entre los que me cuento) no pueden comprar cuadros; pero eso es un problema político, no artístico. En todo caso no tengo ningún cliente en Convento Jerusalén; sí los tengo en Na Jordana y ¡no tuvieron reparos en llamarme para que mirase 'con cariño' su falla! Puede comprobarlo en la comisión, sus iniciales son E.C. y su esposa M.C. Es la primera vez que lo hacen por lo que deduzco que esa acción desesperada era síntoma claro de la poca fe en los resultados de su falla. Además de clientes importantes son queridos amigos; por lo que no quiero hacer más comentarios. Es sabido que la función de jurado es ingrata, comprometida y difícil. De las 10 fallas de la Sección Especial se consiguen nueve enemigos y ninguna gratitud por parte del vencedor. Pero el ejercicio de jurado se torna insoportable cuando es el blanco de todas las frustraciones de gente con más lengua que talento.-