6. Aguas y cromos
Una Convergència i Unió en apuros se pliega una vez más al Gobierno. Y es la enésima rendición. De nada ha servido que el Ebro se levantara. Pujol no tiene margen. Unas vagas promesas han servido para que el Plan Hidrológico pasara la primera prueba. Pujol cree que a cambio de este cromo conseguirá otro -probablemente repetido- en la negociación de la financiación autonómica. También en las aguas pesa lo simbólico: Aznar ha visto siempre el Plan Hidrológico como un elemento de vertebración nacional y Pujol ha reclamado agua del Ródano como una manera de demostrar que no todo se acaba en España. De los problemas reales: los efectos para el delta, los costes, las necesidades objetivas de agua, nada de nada. Pujol se ha contentado con que se deje abierta la posibilidad de comprar agua a Francia y con que le prometan algunos dineros para acallar protestas. Se hace el Plan Hidrológico como antes los pantanos: pensando en la cinta y en la banderita.
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