Con el corazón a la izquierda
Otra jornada gloriosa para el rock radical español la vivida merced a dos bandas con aspiraciones de convertirse en pilares de la insurrección juvenil de izquierdas. Ambas practican un estilo muy concienciado que no elude ninguno de los problemas sociales existentes, por muy indecoroso que pueda parecer recordarlos en voz alta y con música.
Para ellos y para el montón de seguidores que les aclaman en todo el territorio español -ambos son grupos de públicos masivos-, decir las cosas tal cual las ven -para ellos, decir la verdad- no puede ser nunca algo políticamente incorrecto, y, consecuentemente, aplican este principio a sus canciones.
Con la sala a rebosar de chavales que se hartaron de bailar a base de empujones, ocupando con esta actividad hasta el último rincón de la sala, inició la velada Sublevados, un cuarteto de Alcobendas con dos elepés a sus espaldas y que parece haberse aprendido la lección del punk-ska-rock al dedillo.
Se da la curiosa circunstancia de que en su día fueron fichados por la pequeña y selecta compañía discográfica Pep's, de la que es dueño el empresario Pepe Barroso, pese a lo cual ellos no renuncian a un lenguaje insurrecto con un punto de gracejo urbano, como se manifestó en temas como Cuerpos danone, mentes petisuí, ¿Y el trabajo? o 6 Toros 6. Los espectadores jalearon ruidosamente sus canciones, aunque reservaban oxígeno para las estrellas de la noche.
Delirio
Los sevillanos Reincidentes salieron en medio del delirio generalizado y con su cantante y bajista Fernando Madina lanzando en tromba un caudal de 28 fogosas canciones de punk-rock celtibérico en las que se tocaron todos los palos reivindicables: la resistencia contra los nazis de ahora, los malos tratos domésticos, la mili y los ejércitos, la problemática de los pueblos saharaui y palestino, la desconfianza en la democracia. Fue, sin embargo, la Ley de Extranjería el problema que más sensibilizó a grupo y asistentes, y que se evidenció en los temas correspondientes al último elepé del grupo, La otra orilla, y en concreto a la canción La patera.
Con un sonido que fue mejorando a medida que el concierto avanzaba, la banda descargó un repertorio en el que figuraban todas las canciones clásicas del grupo y completando la traca con un fin de fiesta que condujo al paroxismo a los asistentes: Resistencia, Jartos d'aguantá, La antigua, Sal de tus trincheras, Los buenos y los malos y Vicio.
Todos ellos tocados con una sinceridad más que verosímil, que en los componentes de Reincidentes proviene de unos corazones situados claramente a la izquierda.
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