El Betis impulsa al Tenerife

Quinta jornada consecutiva sin ganar, sólo tres puntos de los 15 posibles. Aun así, el Betis se mantiene asido al tercer puesto de la tabla, guardando todavía dos puntos de ventaja sobre el cuarto clasificado, el Salamanca. Algo que no pasa de ser un mero espejismo, ya que el equipo de Fernando Vázquez ha entrado en barrena y se sostiene en las alturas de prestado, gracias a los tropiezos de sus perseguidores, el Salamanca y el Atlético de Madrid. Con un pie fuera de la cornisa y vista la pájara que padece su plantilla, la cuestión no es otra que determinar cuándo se producirá el batacazo, que ya se barrunta casi inevitable.

Una impresión que se desprende de la pésima imagen que ofreció ayer el Betis ante el Tenerife, rival directo que llegó a Sevilla a dirimir quién se hacía con el segundo puesto y que se ganó a pulso disfrutar con mayor holgura de esa privilegiada plaza. Y es que todo lo que en el Tenerife se antojaba virtud no hacía más que revelar las grandes carencias del Betis. Su orden y seriedad chocaba con la descolocación permanente del rival; su contundente centro del campo -con el peleón Torrado y Martí siempre al quite- hacía aún más evidente que el Betis está roto y que Arzu y Castaño, por mucho que se empeñe Vázquez, no son capaces de llenar ese agujero que engulle al conjunto. Y qué decir del ataque de uno y otro sino que un abismo los separa.

Al buen criterio y olfato de Dani y Luis García en las bandas hay que unir además que el Tenerife dispone de un repertorio de delanteros que para sí quisieran muchos equipos de Primera y al que, encima, se suma un centrocampista como Luis García, que ya saborea en solitario ser el máximo goleador de la Segunda División con 14 tantos.

Mista, Pier y Luis García pudieron hacer que el Tenerife se marchase al descanso con un par de goles más que el conseguido de espléndido cabezazo por Luis García, algo que evitó un inspirado Valerio con varias estiradas dignas de un contorsionista. Enfrente, un solitario Amato, casi anulado por Lussenhoff, enfrascado en la ímproba tarea de tener que sacar petróleo de los pelotazos desnortados y de los contados balones que Capi y Joaquín le permitieron recibir de cara a la puerta de Sergio.

Sólo cuando el Tenerife, que incluso con un gol anulado ya contaba con el triunfo, acusó su esfuerzo y Vázquez dispuso de tres puntas fue capaz el Betis de inquietar a Sergio. Pero, cuando más cerca se veía el empate, Otero, que ayer fue de lo poco que se salvó de la quema, certificó que el Betis no está para nada y dejó que Mista redondeara el merecido triunfo del Tenerife.